LA TRAICIÓN
¡Con todo y cacha y a doble
filo,
se hundió el puñal de la
traición!
***
Y yo que creí
que no llegaría a mí,
la tan despreciable
traición.
Signo maligno de mil
puñales
y de doble filo
que levantándose en vuelo,
con todo y cacha
penetraron
en mi espalda;
gracias a Dios que fue en
el lado derecho,
del omóplato,
y no en el lado izquierdo
del corazón.
Y... sigo
respirando
en el hálito de la
alegría,
no importa la
falsificaciones,
la estafa y el robo
de la rapacería sufrida,
o de la puñalada trapera deliberada
recibida... ¡Y esto tiene un nombre! ¡Alta traición!
No importa. Estoy vivo...
diligente,
vivaz,
con energía para luchar,
aunque me cueste la vida.
¡Y, yo que creí,
que la traición nunca llegaría a
mí!
Edmundo Icaza Mendoza.
6:45 p.m. de 23 de enero
de 2013.
Col. 4 de Mayo. Zaragoza.