A LOS 7O AÑOS LA VUELVO A MANDAR
¡AL NIÑO DIOS: CARTA DECEMBRINA
León, 11 de diciembre de 2014.
Bendito NIÑO DIOS:
BENDITO SEA: ¡EL AMOR!
Recibe estas letras bendecidas y exaltas por el calor
fragante del hogar, como incienso aromático, y como una evocación de mi pueblo.
Y te digo, con mucha sinceridad, que sigo fiel a ti, y
nada me ha hecho desviarme y creer en otra cosa.
Creo, igual como creyeron mis padres, mis abuelos, mis
bisabuelos, y así sucesivamente y en orden ascendente... sigo fiel, y firme con mi FE, por lo que HOY
vienen a mí, las reminiscencias de niño,
y de aquél día y de aquella noche, que con los ojos cerrados pienso y siento,
aquellos 24 de diciembre, noche de la cual te
esperaba en el Pesebre, muy
arregladito e iluminado con candelas, y allí soplando VAHO: el buey y la mula
contentos te esperaban. Y, sentía, en mi piel y en mi corazón, el HÁLITO del
amor de mis padres. ¡Y, EL AURA DE TU AMOR!
Y, la Sagrada Familia, santificada por el Espíritu
Santo, esperando el encuentro, uno al lado del otro, junto a tu cuna, un
establo. Signo de humildad, de pobreza y santidad; de camino a Belén, se
alojaron... “porque ya había sido avisado por el arcángel Gabriel, y que se
llamaría: JESÚS”.
En el Pesebre colgaba una estrella. Y los sabios de
Melchor, Gaspar y Baltasar, gozosos, esperaban al verdadero Rey, con oro,
incienso y mirra. Y el incienso ardía con perfume fragante.
Quiero decirte, NIÑO DIOS, que recuerdo como hoy,
los aires decembrinos que se filtraba en las mangas de
la camisa,
y en el cono de mi pantalón. ¡Qué frío hacía, y que
frío hace hoy!
Mis padres en un solo ajetreo, preparaban las
condiciones para la noche y la “Gallina Rellena” para la cena. Se colocaba la
leña entre los “tres tenamastes”. Un fogón (fuego que se hacía en el suelo),
florecido en lenguas alegres, de llamas
en deleite, para el sabor de una delectación de “gallina india o de patio”.
¡NIÑO DIOS TE GLORIFICO! Soy parte de la fidelidad por antonomasia.
Y. TE DIGO CON AMOR:
Nos acercamos a una navidad nueva,
a un mes y a un día de mucho recogimiento.
Meditación e inventario espiritual.
¡La Natividad del Señor!
Navidad que significa el nacimiento del Amor.
Adhesión a un principio de ver, sentir.
Dar y recibir
en este mundo de esos valores mostrados,
en la entrega
de Jesús por ese mismo amor.
Es la “Fiesta del Espíritu y del Alma”.
Y no el pretexto de la Navidad para hacer derroches,
despilfarro, embutirnos de compras, consumismo
desbocado,
y llenarnos la boca
que vamos a celebrar
el nacimiento
del Señor.
¡Falso de toda falsedad!
Porque a él siempre lo dejamos afuera.
Le cerramos la puerta y él en la calle,
oyendo sólo el ruido de la comilona,
y de la embriaguez
de los sentidos mundanos
en la inmersión del alcohol
y de las luces y de los colores y de las compras.
Fuera de nuestra FE,
y tradición.
Esta Navidad, digamos ¡NO!
Pongámonos en Oración
para que bendiga nuestros hogares.
Por la Paz , Salud y Trabajo,
y sobre todo por la Paz del Mundo,
¡Que se terminen las guerras!
Y reine ese Mandamiento que nos trajo
Jesús. ¡El Mandamiento del Amor!
Natividad: NACIMIENTO.
Nacimiento del NIÑO DIOS o NIÑO JESÚS. ¡QUE ES DIOS!
“Y, yo, que te esperaba en la noche del 24 para el 25
de diciembre. Y no me dormía. Y cabeceaba... Una vez llegué hasta a las 12:01
p.m. Cabeceando, doblándome,... pero yo,
quería ver al NIÑO DIOS, y que contestara MI CARTA”.
¡Qué mágico momento. ¡Y qué creencia! ¡Y qué
tradición!
“El soplo del viento, me entumecía, pero yo no me daba
a torcer. Pero, les digo, que nunca lo
vi, ni nunca supe quien ponía los juguetes. ¡Pero, siempre, quise a Jesús!”
¡TE QUIERO JESÚS!
POR ESO.
NO CREO EN LAS FANTÁSTICA ILUSIONES DE LA COMPRAS.
YO, CREO SOLO EN LA FE “DEL NIÑO DIOS”.
Y comíamos una pieza de gallina, arroz. Y el relleno que le echaban a la gallina era
delicioso. Pero, antes, la bendición de los alimentos.
¡ESO ERA ESPLÉNDIDO!
Y seguía revoloteando el viento.... queriéndosele
meter a uno,
muy por debajo de la camisa…
¡Qué días aquellos!
...o...
¡TU LUZ ES MI ALEGRÍA!
¡Sereno,
me abro por entero a la verdad!
***
Siento hoy la alegría abierta
al rendir tributo limpio
al delicado instante de un momento dado.
Y al asomarse mi alma
a la alegría de la vida,
busca serena su recogimiento espiritual.
Siento, entonces, en mi sentir,
«Tu Luz en mi entendimiento»,
convirtiéndose "Tu Gozo", en el deleite de
mi gozo.
Creciendo, así, en mi meditación espiritual.
Y en el gozo de ello, de mi voluntad en crecimiento.
¡Porque eres y serás, la «Luz» en mi incansable actuar!
¡Luz y verdad... en este mar de lágrimas!
Edmundo Icaza Mendoza
Sab Sep 29, 2007 1:25 pm