sábado, 14 de abril de 2012

REPASANDO SUEÑOS


REPASANDO SUEÑOS HERMOSOS

Al insigne combatiente y Jefe de Columna «Emiliano Pancasán», Oscar Emilio Muñoz Lumbí, lo conocí cuando anduve con Bernardo Hernández Rojas (H2O) y Francisco Nicolás Rojas Díaz (Vinicio), en aquellos avatares días de la Radio Venceremos: «Voz Oficial del Frente Occidental “Rigoberto López Pérez” (FORLP)», que durante la “Insurrección Final” y en el trabajo de reportero, redactor y voz caracterizada de la radio clandestina en el pleno fragor del combate, supimos cumplir las misiones encomendados en ese mes de junio de 1979, como periodistas revolucionarios, miembros de la intrépida Asociación de Periodistas Independientes de León (APIL), la de un Eligio Álvarez Montalván, irredento tío del gran líder estudiantil Edgar Munguía Álvarez (El Gato Munguía), sobre-nombre con que lo conocíamos los muchachos del sector de la Capilla San Juan de Dios., por donde vivió, pieza vecina donde se editaba el Universal que dirigía el periodista Dagoberto Sáenz Arauz.

A Emiliano Pancasán, lo vieron por “El Laborío”, “Sutiava”, “Poneloya”, movilizándose de este a oeste en un trabajo incansable que realizó en ese sector de León. Él se relacionaba con toda la gente y el trato con sus combatientes miembros de su columna era fuerte, disciplinado, duro; pero generoso, amable y fraterno cuando era necesario. Fue uno de los pocos Jefes de Columnas que “siempre dio la cara”. Era muy popular, muy querido, no había ningún combatiente que no lo admirara.

Y cuando dije que lo vieron, es porque todos los vimos, yo también lo vi. Y lo digo con mucha emoción, cuando nos recibieron, exactamente: de la esquina de “Luis Mena”, Barrio El Laborío, 4 c. al Oeste, ½ c. al Sur, primeramente “Abel” (Guadalupe Moreno) y después “Jeremías” (Carlos Sosa), al otro lado de la calle de lo que hoy es un colegio, otrora la plaza de El Laborío, para luego llevarnos a la esquina norte, donde estaba “el comando del pueblo”, y allí nos recibió Emiliano Pancasán muy amablemente, a pesar de la tensión de ese momento, porque una joven de nombre Mercedes, llamaba apresuradamente a Jeremías –Compita Jeremías, dicen que viene metiéndose la guardia por el Río Chiquito--. Pero él, Emiliano, imperturbable, amable, sencillo y enérgico, daba órdenes a uno y a otro, mientras tomaba un “papel” y escribía algo y nos lo entregó. Era un pase para que nosotros pudiéramos recorrer y trasladarnos por sus vías de comunicación (la que ellos manejaban), de una manera segura. Nos facilitó una camioneta roja de tina, que con su conductor y 2 combatientes más, les ordenó a los “compas” que nos cuidaran y nos llevaran a una importante reunión donde nacería una radio, que vendría ser, poco después, Radio Venceremos.

Pero quien es Emiliano Pancasán. Pues es el hombre que “se paseo” por tres frentes de guerra. --“Y por gracias a Dios, estoy vivo, no perecí. Y pude conocer a grandes y valientes muchachos”, dice Oscar Emilio Muñoz Lumbí.

Podemos resumir así, este recorrido: La primera experiencia la obtiene en Matagalpa, porque él es matagalpino. Se incorpora al Frente Norte Carlos Fonseca, cuando la situación se torna difícil, pues llegó un momento en que él se encontraba “muy colorado”, por lo que decidió irse al monte. Anduvo con “Chepe” González. El Frente Norte era dirigido por el Comandante Bayardo Arce Castaño (Chepe León). Emiliano se da cuenta que iba a haber movimiento en Estelí, y ya allí estaba “Chico” Rivera, El Zorro con su columna. Hace contacto con “8” que eras Antenor Rosales, y participa en la primera toma de la heroica Estelí, siempre al mando de “El Capi”.

Llega Julio Ponce Zavala (David), al lugar donde él se encontraba. Le contó que tenía la misión de escoger a 10 hombres de mucha confianza, y que le gustaría que aceptara para algo muy especial. Emiliano dice: “que recuerda que otro de los escogidos fue un campesino que le decían “Rompe Monte” de apellido Toruño, fiera a abrir senderos, atajos, trochas”.

Partieron rumbo al Refugio, donde los esperaba Francisco Rivera “El Zorro”, hermano de Filemón Rivera. Llegaron como a las 6:00 p.m. –Y les dijo: Esta es un misión especial; en estos sacos (2) van unos mensajes importantes y en Honduras tienen que ser recibidos. Pase lo que pase, no pueden caer en manos enemigas. Tienen que llegar a su destino. Recuerden: “en estos dos sacos llevan mensajes muy importantes…”, repite El Zorro.

Salen y comienzan a caminar. Se van encontrando con zonas de campo abierto, por lo que tienen que tomar mucho más medidas de seguridad para no ser detectados. Llegan a un punto que no hay protección de árboles. Entonces Emiliano propone: --Que bajaran uno a uno, para no levantar sospecha. Y que él iniciaría el descenso y al llegar a determinado punto, les haría señas para que fueran bajando. Y va… que espera… nadie baja. Medio día y nada. Queda solo. Decide penetrar a Honduras y con la contraseña que lleva “donde se encuentra la Hacienda Matorrales”, hacer contacto y referir lo acontecido. Camina 10 días y lo hace de noche y descansa de día. Llega al lugar convenido y hace la pregunta a varias personas y no encuentra respuesta.

Pero de repente ve pasar un carro con placa NS (Nueva Segovia) y se dice, éste es de allá. Y le parece reconocer al que sacó la cabeza. Sigue rápidamente al carro, y le hace la pregunta. --“Y… Ah, pero sos vos. –Sí, hombre, yo soy el enlace. –Era, dice “Pancasán”, René Fonseca Marenco, hermano de parte de madre de Carlos Fonseca, (con Carlos, yo estudié segundo grado en la escuela del barrio El Laborío de Matagalpa, enfatiza Emiliano).

Lo ubican en una casa de una señora extraordinaria, conocida como la “Abuela”. Ella atendía a varios compañeros, les daba de comer, los protegía y hasta municiones les compraba con su propio dinero). Allí lo recibió Aracely Pérez (Psicóloga), mexicana, quien lo entrevistó sobre diversos aspectos. Después se encontró con “El Zorro” al que le relató todo lo ocurrido. Éste le encargó una escuelita militar (había varias) y para graduarse tenían que pasar por la Escuela de “Chombo”.

Resulta que cayeron preso en Honduras una centena de compañeros. A Emiliano lo llevaron a “Casa Mata”, comando especial de la guardia de Honduras. --Hacen una lista y escogen a 24 compañeros, nos separan del resto y a este grupo es al que mandan a panamá. Fuimos muy bien recibido por el General Torrijos. Y después, nada más y nada menos, que al Frente Sur Benjamín Zeledón, a la Base No. 10. Recuerdo que por ahí, a esa base, se aparece el Chele Marcos (Oscar Cortés) con otro muchacho--. Hace memoria Pancasán, refiriendo, que al final escogen a tres compañeros para enviarlos como refuerzo a León, al Frente Occidental “Rigoberto López Pérez” (FORLP). Ellos fueron (Emiliano, Carlos Colindres y el Chele Marcos), pero Carlos, no llegó a León. Se había ido.

Ya en León, lo ubican en la casa No. 15 de la Colonia Universidad. Allí estaba Doris Meza, Pin (Oscar Pérez Cassar), Roger Deshon (David), Edgar Lang Sacasa (Aurelio) y otros.

Con Edgar Lang, trasiega unos fusiles hacia el barrio de Sutiava. Y luego se dirigieron a Poneloya, donde César Augusto Tífer. A Edgar no lo volvería a ver. Al día siguiente (16 de abril de 1979), llega Silvio Robelo en una Cherokee, --Alistate que acaban de matar a todos los del Estado Mayor en el Reparto Veracruz y la guardia viene para este lado. --Me dice Pancasán. Y salen a toda prisa, con presteza. –Aligerate, que en esto yo me la sé toda, le grita Silvio…. Salen a “todo tren”. Se meten a unas huertas con todo y camioneta, rompen cercos, abren camino entre unos sembríos, y como pueden acortan camino de cualquier manera. Al llegar a Sutiava recogen a Ana Isabel Morales. Ese día y los subsiguientes, anduvieron como en 10 casas y muchas veces solamente permanecía por dos horas. Recuerda que lo llevaron a una casa, ubicada de la Casa Prío, ½ c. abajo, donde un Odontólogo, y la señora de dicha casa, cuando lo llamó para que probara “un bocado”, le dijo: “por favor sólo dos horas… ponen en peligro a mi esposo, a mis hijos y a todos…”. En verdad que la situación era de mucho peligro. Había mucha tención. Mucho miedo, todo estaba crispado, y nosotros teníamos que estar bien alerta.

Pero, la lucha no se podía detener, sobre todo en estas circunstancias en la que habían caído, unos de los mejores cuadros del FSLN. Emiliano, estuvo en Sutiava, en casa de la familia Fonseca Bárcenas (de la que tiene muy buenos recuerdos), sobre todo de “La Sobrina”, Ana Rosa Fonseca Bárcenas. La que tenía la misión --siendo una niñita—de que, al que le preguntara quien era él, que contestara: El es mi tío. Y desde ahí se convirtió en la “Sobrina Pancasán”.

--Nuevos cuadros llegan a la ciudad. Valiosos cuadros y la tarea fervorosa de cada día, era recomponer todo. El Estado Mayor, el tendido organizativo, recuperar los planes o más bien actualizarlos, hacer nuevos planes según la situación. Organizar, entrenar a los compañeros de acuerdo a lo que sabíamos y de la experiencia adquirida en los años de bregar en la lucha. Así se iban incorporando otros hermanos valiosos que de diferentes partes o frentes, habían llegado. La actividad era febril, hermosa, sin desfallecimientos. Todos abrazábamos nuestros sueños: sueños míos, tuyos, y de todos. En fin, eran sueños hermosos que volvían a florecer a pesar del golpe terrible recibido al perder a nuestros compañeros, a los valiosos cuadros del recién aniquilado Estado Mayor.

–Y, me dice Pancasán, emocionado. –Mira, no importa las vicisitudes que te presente la lucha… los sinsabores de la misma vida… aquí lo que siempre necesitamos, ¡oí bien…, lo se necesita siempre, es mantenerse firme, toda la vida, firme con un corazón lleno de amor!

En todo este ajetreo se fueron sumando muchos jóvenes y se fueron conformando las respectivas columnas, las escuadras tácticas de combate, las famosas ETC. Yo fui jefe de columna y tenía como segundo al mando a Jeremías. También estaba, Zacarías, otro jefe de columna. Rodrigo González (Aurelio), El Chele Marcos, Umanzor,

“La lucha era muy dura, de mucho peligro pero hermosa.”

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