miércoles, 4 de julio de 2012

HISTORIA DE NICARAGUA

Historia de Nicaragua

Son artículos y notas recopiladas, para tener la posibilidad y  en un solo lugar, material de estudio y de investigación, que muchas veces recurren a mí biblioteca privada, los muchachos estudiantes que realizan sus investigaciones bibliográficas.  Sobre todo aquellos que están elaborando arduas pero magníficas Monografías de último año de bachillerato.
También colocaremos los enlaces para ir directamente a la página creadora. Y dar el crédito al autor de la misma. 
Lo que quiero, es facilitar la recolección de datos, que los jóvenes andan buscando por la esparcida bibliografía. Claro que no será algo completo, ni mucho menos, porque es difícil poner en solo compendio, toda la Historia de Nicaragua.
Hemos consultado libros de Jorge Eduardo Arrellano, José Reyes Monterrey,  Enciclopedia: Wikipedia,  Entrevistas, Manfut.org, Alcaldía de León, UNAN-León.

http://www.manfut.org/leon/leon.html

Límites de Nicaragua
Antes, que todo, veamos los límites de Nicaragua: tiene una superficie de 129.494 Km2 y es el país más grande de Centroamérica y limita al norte con Honduras, al sur con Costa Rica, al este con el océano Atlántico o Mar Caribe y al oeste con el océano Pacifico.
            La población es de 4 millones 850 mil 976 habitantes, según censo de 2000, y la divide en  69% de raza mestiza; 17% blanca; 9% negra y 5% indígena. 

Primeros pobladores
Al parecer, Los Caribisis, son los más antiguos y primeros inmigrantes a las Costas del Océano Pacífico de Nicaragua, a estos más tarde se les llamó “Chontales”, cuya palabra se traduce por “extranjero“ o “pueblo de afuera” en lengua náhuatl.

            Habla el Cronista de Indias, Capitán Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, en su “Historia General y Natural de las Indias (1535)”, de su arribo (los chontales) a las costas del Pacífico (s. IV d. C.) lo siguiente: “que los pueblos autóctonos o más antiguos de la provincia de Nicaragua, eran los choroteganos; pero que de no ser éstos, lo serían los chondales o chontales”.

            Se dice que las primeras corrientes migratorias de Nicaragua, provenían del norte y se asentaron en el Pacífico. Estas procedían de las familias de lengua derivadas de Hokan-Siux, Oto-Mangue, Uto Azteca. Estos pueblos fueron: Los Maribios o Sutiavas1 (s. XI), Mangues o Chorotegas, y Nahuas o Nicaraguas (llamados Niquiranos).

            Los sutiavas entraron siguiendo a los chorotegas, por El Salvador, Honduras (Río Negro) y se ubicaron al occidente de la Cordillera de los Maribios (de los Desollados)2.

            Los chorotegas, poblaron el centro de Nicaragua y entre los dos lagos. Lago Cocibolca (mar de agua dulce o el desaguadero) y el Xolotlán o Lago de Managua.

            Los chorotegas se dividieron y formaron dos grupos: los dirianes (hombres de los lugares altos) y los nagandranos (hombres de los bajos). Los nagrandanos invadieron y conquistaron a los niquiranos, que estaban entre el Lago Xolotlán y la costa del pacífico. Fundaron Imabite (capital de los nagandranos) y Sutiava. A 30 leguas de León Viejo había otro grupo de Maribios, que habían emigrado por hambre.

SÍMBOLOS PATRIOS
EL ESCUDO

Consta de dos elementos, el central y el periférico, siendo el primero un triángulo equilátero de oro que representa la igualdad y la rectitud de la Patria y sus instituciones.
En la parte inferior, una cordillera de cinco volcanes verde amarillentos, entre dos océanos en tono azul ultramar, representan la unidad y la fraternidad de las cinco repúblicas centroaméricanas al igual que los volcanes y cordilleras del país.
Los mares representan el Mar Caribe y el Océano Pacífico que bañan las costas del Este y el Oeste del país respectivamente.
Un gorro frigio en tono rojo bermellón ilumina la escena con rayos blancos de luz, desde la parte central del triángulo, representando la libertad, teniendo como fondo un cielo en tono azul pálido que simboliza la gloria, el heroísmo y el sacrificio por la libertad.
Un arco iris de siete franjas que cubre las montañas, debajo del cual está dicho gorro, representa la paz y el sendero por el cual Centroamérica va hacia la consecución de su elevado destino.
Alrededor del triángulo el elemento periférico formado por la leyenda en letras de oro: "República de Nicaragua - América Central"; la figura circular que forma la leyenda o divisa simboliza el cielo, la perfección y la eternidad. Señala a la vez la unidad de los elementos interiores del escudo y el oro de las letras y el borde del triángulo simbolizan las riquezas minerales del país.
Este escudo se parece al Escudo de El Salvador, con las diferencias que el Escudo salvadoreño tiene 5 banderas detrás del triángulo, la corona de laurel a su alrededor y debajo el lema Dios - Unión - Libertad.

Banderas y Escudos anteriores

1) 1823–1838 Bandera y Escudos de Armas usados por la provincia de Nicaragua durante el Período Federal.
Nicaragua, como parte de las Provincias Unidas del Centro de América, adoptó la bandera y el escudo de armas aprobados por la Asamblea Nacional Constituyente de Centroamérica, según decreto No. 29 del 21 de agosto de 1823. La Bandera de las Provincias Unidas del Centro de América, constaba de tres franjas horizontales: azules la superior e inferior y blanca la del centro. Este es el citado decreto:

Durante el período federal cada Estado quedó en libertad de modificar el escudo de armas de las Provincias Unidas del Centro de América. Nicaragua lo reformó agregándole cañones y fusiles al pie del triángulo equilátero y una lanza para sostener el gorro frigio.
Separada Nicaragua de la Federación Centroamericana el 30 de abril de 1838, se continuaron usando la bandera azul y blanca y el escudo de armas modificado hasta que la Representación Nacional de Centroamérica formada por los Estados de Nicaragua, Honduras y El Salvador decretó nuevas insignias el 22 de abril de 1851.

2) 1851-1853 Bandera y Escudo de Armas de la Representación Nacional de Centroamérica.
El 8 de noviembre de 1849, los Estados de Nicaragua, El Salvador y Honduras acordaron en la ciudad de León un Pacto de Confederación, que debería ser arreglado por medio de una Dieta. La Representación Nacional de Centroamérica, se instaló solemnemente el 9 de enero de 1851, en Chinandega integrada por el Licenciado Pablo Buitrago Benavente y don Hermenegildo Zepeda Fernández por Nicaragua, don José Guerrero por Honduras, don Francisco Barrundia y don José Silva por el Salvador. De inmediato se procedió a organizar su directorio, siendo nombrado presidente don Hermenegildo Zepeda Fernández, Primer Secretario don José Silva y Segundo Secretario el Lic. Pablo Buitrago Benavente.

El 22 de abril de 1851 la Representación Nacional de Centroamérica decretó obligatoria la bandera azul y blanca y el escudo de la Confederación de Centroamérica; este último sería un triángulo equilátero; en su base aparecería una cordillera de tres volcanes colocada en un terreno bañado por ambos mares; en el vértice el arco iris que los cubra y bajo éste el gorro de la Libertad difundiendo luces, y con tres estrellas en la parte superior. En torno del triángulo y en figura circular se escribirá en letras de oro, “FEDERACIÓN DE CENTROAMÉRICA”.

3) 1854 Bandera y Escudo de Armas de la República de Nicaragua según decreto del 21 de abril de 1854.
El 16 de mayo de 1853 don Fruto Chamorro Pérez como Director Supremo del Estado de Nicaragua, convocó a una Asamblea Nacional Constituyente, después de algunas dificultades para reunir a los electos, se inauguró en Managua el 22 de enero de 1854. Una de la primeras disposiciones tomadas por la Asamblea fue decretar el 28 de febrero del mismo año que el Estado de Nicaragua se llamaría República y el gobernante llevaría el título de presidente para ejercer el cargo en un período de cuatro años.
La Asamblea se atribuyó facultades para elegir al presidente en el primer período del 1 de marzo de 1855 a 1859 eligiéndose al general Fruto Chamorro Pérez, quedando como presidente provisorio mientras empezaba el período legal. La nueva República emitió una ley creando el cambio de color de la bandera, el cual debería ser amarillo, blanco y nácar, según decreto legislativo; en cuanto al escudo ya no aparecerían cinco volcanes sino solamente uno. Este es su texto:

No se sabe por cuanto tiempo se usaron estos emblemas, ya que el país adoptó por segunda vez las enseñas de 1823, que conservó hasta 1908.
4) 1896-1898 Bandera y Escudo de Armas de la República Mayor de Centroamérica.
Al asumir la presidencia de la república el general José Santos Zelaya López el 16 de septiembre de 1893, prometió trabajar por el reaparecimiento de la Patria Centroamericana; ya que Nicaragua era una porción disgregada de la República de Centroamérica. El general Zelaya López aprovechó la amistad con los presidentes de Honduras y El Salvador, doctor Policarpo Bonilla y general Rafael Antonio Gutiérrez para promover la unión de las tres repúblicas, porque los presidentes de Costa Rica y Guatemala no mostraban interés en dicha unión.

El 20 de junio de 1895 los plenipotenciarios de Nicaragua, El Salvador y Honduras doctores don Manuel Coronel Matus, don Jacinto Castellanos y don Constantino Fiallos suscriben en el puerto de Amapala (Honduras) el Tratado de Unión que se conoce con el nombre de “Pacto de Amapala”; el que erige a las Repúblicas de Nicaragua, El Salvador y Honduras en una sola entidad política para el ejercicio de su soberanía bajo el nombre de República Mayor de Centroamérica. Esta denominación persistirá hasta que las Repúblicas de Guatemala y Costa Rica acepten voluntariamente el presente convenio en cuyo caso se llamará República de Centroamérica. En el artículo número once de dicho convenio se adopta la bandera y el escudo de armas de la antigua federación, variando únicamente la divisa o leyenda.
El 3 de agosto de 1895 el Tratado de Amapala fue ratificado por el Presidente de la República, quedando por tanto incluido oficialmente Nicaragua dentro de la República Mayor de Centroamérica. Después de la ratificación del tratado por los tres gobiernos antes citados, se instaló en San Salvador la Dieta de la República Mayor de Centroamérica. Reunido el Congreso Constituyente en la ciudad de Managua el día 27 de agosto de 1898, aprobó la Constitución de los Estados Unidos de Centroamérica. Poco después la unión llegó a su fin debido al golpe de Estado del general Tomás Regalado (1898-1903), quién depuso el 13 de noviembre de 1898 al Presidente de El Salvador, general Rafael Antonio Gutiérrez, y de inmediato declaró la separación de este país; rompiéndose el pacto firmado en Amapala y finalizando el ideal de unidad centroamericana del general José Santos Zelaya López.

Decreto creador de la Bandera y el Escudo actuales

El presidente general Zelaya, devoto de la causa de la Unión Centroamericana, quería que Nicaragua volviera a usar la bandera y escudo de las Provincias Unidas de Centroamérica, con ligeras variantes, y el 5 de septiembre de 1908 firmó el siguiente Decreto Legislativo:
SE CREAN EL ESCUDO Y LA BANDERA NACIONALES LA ASAMBLEA NACIONAL LEGISLATIVA
CONSIDERANDO:
Que no existe en la Legislación patria la ley creadora del Escudo de Armas y pabellón de la República en la forma y con los colores que tiene en la actualidad; y con el deseo de fijar de manera estable estos símbolos de la soberanía nacional, ajustándolos en lo posible a los que representaron la Nación Centroamericana por aspirar siempre la República de Nicaragua a que reaparezca la entidad política que formaron los cinco Estados.
DECRETA:
Arto. 1 El escudo de armas de la República será un triángulo equilátero dentro del cual aparecerá dentro de su base una cordillera de cinco volcanes bañados por dos mares. En la parte superior de estos habrá un arco iris que los cubre, y bajo el arco, el gorro de la libertad esparciendo luces. Afuera del triángulo se escribirá circularmente: República de Nicaragua. América Central.
Arto. 2 El Gran Sello del Estado, el de la Secretaría de esta Asamblea, el de la Corte Suprema de Justicia y el de todas las Oficinas públicas subalternas, sin excepción, llevarán el mismo escudo.
Arto. 3 También se colocará ese emblema en las oficinas mencionadas y en las Legaciones y Consulados de la República.
Arto. 4 Los colores nacionales serán el azul y blanco. El Pabellón constará de tres fajas iguales horizontales: blanca la del centro y azul la superior e inferior. El escudo aparecerá en el centro de la guarda blanca.
Arto. 5 Las banderas de las oficinas del Estado, la de las Legaciones y Consulados, la de los buques de guerra y mercantes y la de los cuerpos militares llevarán siempre el escudo de armas con la leyenda en letras de oro. La de las Oficinas subalternas lo llevarán con las leyendas en letras de plata.
Dado en el salón de Sesiones.-Managua, 4 de septiembre de 1908. L. Ramírez M., D. P. Julio C. Bonilla, D.S.-Juan J. Zelaya. D.S.
Ejecútese.-Palacio Nacional.-Managua, 5 de septiembre de 1908.-J. Santos Zelaya.-El Ministro de la Gobernación y Anexos. Federico Sacasa.
(Tomado de la página 2252 del Boletín Judicial de La Gaceta, No. 217 del 15 de marzo de 1919)
Lamentablemente en el Decreto transcrito no se indicó el tamaño de la bandera de Nicaragua, pues en los años y décadas siguientes a la bandera se le daba de forma caprichosa cualquier tamaño, pues no lo había oficialmente. Las franjas azules se hacían de cualquier tonalidad de azul y el escudo no se ceñía a las especificaciones que claramente explica el Decreto, ya que le ponían una corona de laurel, banderas detrás del triángulo (tal como las tiene el Escudo de El Salvador), el gorro de la libertad o gorro frigio se ponía sobre un asta, los cinco volcanes no los hacían del mismo tamaño y se pintaban de cualquier tonalidad de verde. Fue hasta 1971, 63 años después de su creación, que se regularon los tamaños y colores de la bandera y el escudo, junto con el Himno Nacional, Salve a ti, mediante un Decreto Legislativo del Congreso Nacional.




¿SANTIAGO DE LOS CABALLEROS DE LEÓN o SANTIAGO DE LEÓN DE LOS CABALLEROS?

La Ciudad de León, fue fundada en 1524, por Francisco Hernández (Fernández) de Córdoba, lugarteniente de Pedrarias Dávila (Pedro Arias de Ávila), posiblemente el 15 de junio, día de la Santísima Trinidad, según Alfonso Arguello, o entre los meses de noviembre y diciembre, según Jorge Eduardo Arellano, pero siempre en el año 1524 y no 1523 como dice José Dolores Gámez. Fue ubicada junto al pueblo indígena de Imabite, a orillas del Lago Xolotlán, frente al imponente Volcán Momotombo.


Pedrarias recibió a Sebastián de Belalcázar como mensajero de Fernández (Hernández) de Córdoba el 10 de abril de 1525 con el informe de la fundación de León (escogencia de una plaza, trazo de calles y solares), y fue hasta en 1525, que se levantaron ranchos con horcones y pared de caña, techo de palmas, no muy diferentes a la de los aborígenes.



LA MUY NOBLE Y  LEAL CIUDAD DE LEÓN, LA NOMBRA EL INGENIERO INVESTIGADOR  LUIS CUADRA CEA, Y HASTA DISEÑA UN ESCUDO DE ARMAS ; PERO EN LOS DOCUMENTOS DEL SIGLO XVIII,  SE LE LLAMA SOLO MUY NOBLE


En 1610, fue trasladado a causa de un terremoto (11 de enero de 1610) y la erupción del Volcán Momotombo (culminaron en los terremotos de 1594 y de 1610, este último de mayor intensidad). Se asentó, junto al pueblo indígena de Sutiava, (más o menos) a unas 6 leguas ó 30 kilómetros hacia el este, de la antigua ciudad de León Viejo.



León fue Capital de la Provincia de Nicaragua, hasta 1852. Después se conocido como el Departamento de Occidente, para luego desmembrase en dos: León y Chinandega.



El asentamiento del nuevo León, sufrió en 1685, varios ataques de los piratas, los que saquearon y quemaron la ciudad, perdiéndose muchos archivos.

            Recordemos también, que en la llanura de los Maribios o llanura nangrandana, al sur de la cordillera, se encuentran: Telica, Quezalguaque, León, La Paz Centro y Nagarote3. Y que el Corregimiento de Quezalguaque, estaba compuesto por: Quezalguaque, Posoltega y Posolteguilla.
“Don Víctor Manuel Balladares en su libro ‘León Romántico e Inmortal’, afirma que la Casa del Gobernador era de un solo piso, con paredes de adobe de más de una  vara de ancho y un zaguán macizo y grande, donde se veía en relieves de piedra el  Real Escudo de Santiago de León de los Caballeros, concedido por el Monarca Carlos  I de España. Zaguán y escudo fueron derribados por el sismo de 1926”, sostiene el investigador leonés Manuel Noguera Ramírez. 

Ahora, según Fernando José Núñez López, se le confirió la Orden Santiago de los Caballeros, y pasó a llamarse “Santiago de los Caballeros de León”. El Título es el más noble en lo religioso y militar de los españoles. El apóstol Santiago es el patrono de toda España.

Bueno, de donde viene esto de León:

Pues, León de España, es una Provincia. Y dicha ciudad de León, es al mismo tiempo capital de dicha Provincia. Situado al noroeste de la península de Ibérica, de donde deviene el nombre para nuestra ciudad. Fue primeramente campamento militar, la Legio (que se derivó en León) VI Victrix y permaneció asentada un siglo en el campamento de León, recibiendo el apelativo de Hispaniensis.

De ahí es que viene este nombre.

Algo importante: la ciudad de León de Nicaragua, había adquirido mucha importancia después de las crónicas de Fernández de Oviedo. Y fue apreciada su belleza desde el tiempo de la conquista.

León de Nicaragua, afirmamos, que se ha caracterizado siempre por sus paisajes bellos, lagunas de origen volcánico, ríos frescos y abundantes (en otrora), playas preciosas; lugares de fauna y flora, imponentes volcanes. Al este, vemos la impresionante Cordillera de los Maribios.  

Se le concedió ser la Intendencia según Real Cédula de 23 de diciembre 1786.   y luego capital de la Gobernación de Nicaragua.

Hay dos Santiago de los Caballeros: en la República Dominicana y en Chile.


Y, que hay? de Santiago de los Caballeros de Guatemala?

LAS RUINAS DE LEÓN VIEJO

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2000 por la UNESCO-

Es tan importante que es considerado como lugar histórico excepcional. Y llegó a tener su máximo desarrollo en 1545.

"No existe ningún otro vestigio colonial que conserve tan nítidamente el trazado urbano de una ciudad".

Fue llamada también, "Pompeya de América" (León Viejo). 

Sus ruinas fueron descubiertas en 1967 y de ahí se inició el interés arqueológico de la ciudad enterrada por cenizas, arena, piedras del Momotombo y residuos lacustres.

La expedición de Francisco Hernández de Córdobas Nicoya, Granada, León, Teosotega (ElViejo), El Golfo de Fonseca, Nueva Segovia. Anduvo por Hondura en cuyo territorio se enfrento a Gil González Dávila que reclamaba sus derechos de Adelantado.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------[**1 Según Alfonso Valle, el vocablo Sutiava, procede de Sutiapan, descomponiéndolo así: Shuctli, caracolito negro; atl, agua; y pan, adverbio de lugar; es decir: Rio de caracolitos negros. O chotes de agua, como se decía en la región. El Subtiava, fue atribuida a la decisión del Corregidor Diego de Valdés en 1676, reduciéndolo a dos vocablos latino: Sub, debajo; y aba, padre. Que los padres de los Sutiavas son los leoneses y que los podían despojar. La autentica etimología origen, (el Oidor Navas Bolaño, en pesquisa sobre la provincia de 1685, denomina al pueblo Sutiava. (Arellano, Jorge Eduardo. León de Nicaragua: tradiciones y valores de la Atenas centroamericana. Escritor, poeta, ensayista : 236, 237

2 Los Desollados, era una forma de enfrentar a los españoles y provocarle miedo. Se revestían con la piel de sus ancianos que sacrificaban al dios Xipe. Esto era pavoroso para los conquistadores. Por eso la bautizaron, a esta región como “La Provincia de los Desollados”.

3 Nagarote: su nombre, tiene dos acepciones: "Camino de Nagrandanos", o "Camino de Soledad". Se puede afirmar que la primera acepción es la correcta. Todo parece indicar que el nombre NAGAROTE está formado y tiene su origen en la palabra náhuatl NAGRAND-OTLI, que significa "Camino de Nagrandanos".

Diriangén murió a los 27 Años. Mantuvo resistencia por varios años (más o menos 6 años).

La madre de Diriangén se llamó: Azcaxochil

Resistencia de Diriangén contra los invasores españoles, choque: 17 de abril de 1523.

Gil González regresó a Panamá el 5 de junio de 1523. (Carta del 6 de marzo de 1524).

El 10 de abril de 1525, recibe Pedrarias a Sebastián Belcalzar (mensajero de Hernández de Córdoba), , quien informa sobre la fundación de León.

Pedrarias no informa nada sobre la fundación de León en carta de 1524, sino hasta el año 1525.

El Rey Fernando Católico, nombró en 1513, a Don Pedro Arias de Ávila, "Gobernador y Capitán General" de Tierra Firme que en adelante se llamaría "Castilla del Oro" (Panamá) sucediendo a Nicuesa el 27 de julio de 1513.

Cronista de las Indias: Gonzalo Fernández Oviedo y Valdés.

Los Indígenas siempre se resistieron al avance de los españoles.

La conducta de los españoles era violenta, brutal, inhumana e inmoral, lo afirma el cronista Oviedo.

Juan Torquemada: Inquisidor.

Varios historiadores nicaragüenses coinciden que la primera gobernación española, en este caso la de Pedrarias Dávila, fue la más sangrienta y cruel de su época. Según el escritor Patrick S. Werner, en su libro "Epoca Temprana de León Viejo: Una Historia de la Primera Capital de Nicaragua", en 1522 el oeste de Nicaragua era habitado por 600 mil o 700 mil indios. Pero en 1550, después de 28 años de administración hispánica, la población de indios había disminuido a 42,000, incluyendo hombres, mujeres y niños; esto significaba una pérdida del 92 por ciento de las almas que existían antes de la llegada de los españoles". Ya "en 1581 habían apenas 25,000 indios", únicamente, afirma el escritor. Los indios nicaragüenses "eran miembros de las cuatro tribus dominantes, Chorotegas, Nahuas, Maribios y Chontales



www.aquinicaragua.com/leon.html
http://centzuntli.blogspot.com/2010/07/subtiavas-maribios-y-nagrandanos.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Nagarote
Dr. Alfonso Arguello “Historia de León Viejo”. Ref.: Colección Somoza.
Manfut.org     ***]
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1.- FICHA MUNICIPAL DE LEÓN. 


http://www.manfut.org/leon/complejo.html

Obtenida de:  http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_de_los_Caballeros_de_Leon#cite_note-1  WIKIPEDIA:

León es cabecera del municipio y el departamento homónimo, localizado en el noroeste de Nicaragua, América Central.
Aunque con menos población que Managua (la capital del país), León ha sido la sede intelectual de la nación, con una universidad fundada en 1813. (es en 1812). León es también un importante centro industrial y de comercio de Nicaragua. Hasta el nombramiento de Managua como capital de Nicaragua, León rivalizó con Granada para dicha representatividad.

Ubicado en el occidente del país, conocida también como "La ciudad universitaria" o "La Ciudad Metropolitana", el departamento de León tiene un área de 5138.03 km² y una población aproximada de 441.308 habitantes distribuidos en sus diez municipios: Nagarote, La Paz Centro, León (cabecera departamental),Quezalguaque, Telica, Larreynaga, El Sauce, Achuapa, El Jicaral y Santa Rosa del Peñón.
El departamento de León se caracteriza por tener paisajes espectaculares, hermosas playas, bellos volcanes y un sinnúmero de destinos atractivos poco explorados. En este departamento se ubican cuatro volcanes de la Cordillera de Los Maribios y además se encuentran bellas playas, pueblos históricos y sobre todo iglesias de hermosa arquitectura.
De esta tierra han surgido importantes personajes como el Príncipe de las letras castellanas como Rubén Darío,Salomón de la Selva, Alfonso Cortes y Azarías H. Pallais; el rey del vals José de la Cruz Mena, entre otros ilustres personajes, tanto de la independencia nacional como de la vida intelectual del país


 Historia
La ciudad de León fue fundada en 1524 por Francisco Hernández de Córdoba, en un sitio que los indígenas llamaban Nagarando.[2] Estaba situada en medio de la Provincia de Imabite, en un terrreno llano al lado del lago Xolotlán y frente al volcán Momotombo. Esta ubicación dista unos 30 km de la actual ciudad de León y es conocida como León Viejo, cuyas ruinas se han convertido en actractivo turístico.
Se optó por el traslado de la ciudad a un nuevo emplazamiento junto al antiguo poblado indígena de Subtiava a raíz de un terremoto y de la erupción del volcán en 1610.

Fue cabecera de la Intendencia de León, establecida en 1786, y de la Provincia de Nicaragua y Costa Rica, que existió de 1812 a 1814 y de 1820 a 1821.

En la ciudad de León, después de recibir el Acta de Independencia, se firmaron el Acta de los Nublados, y la de independencia absoluta de Nicaragua y Costa Rica de la Monarquía Española, el 11 de octubre de 1821. Posteriormente fue capital del Estado de Nicaragua, y al retirarse Nicaragua de la Federación centroamericana en 1838, se mantuvo como capital de Nicaragua, aunque durante algunos años, la capital cambió frecuentemente entre León y Granada (su rival histórico desde un punto de vista socio político) según el partido en el poder. Esta situación se resolvió cuando se escogió una tercera ciudad, Managua, como capital del país en 1858.

 La universidad

A inicios del siglo XIX el padre Rafael Agustín Ayestas, rector del Seminario, inició las gestiones para la fundación de una universidad. En 1812 el rey Fernando VII de España expidió el Decreto creador de la Universidad de León, que comenzó a funcionar 4 años después en 1816 con cátedras de teología, canónico y civil, filosofía, gramática y medicina, siendo obispo de la Diócesis de Nicaragua y Costa Rica Fray Nicolás García Jerez, dominico originario de Murcia. Su sede era la del Seminario San Ramón frente al costado sur de la Catedral de León, contiguo al Palacio Episcopal; años más tarde se pasó al antiguo Convento de La Merced en 1899, donde hasta hoy se encuentra su sede central llamada el Paraninfo, el cual alberga la Rectoría, Vice-rectoría y la biblioteca central de la UNAN-León.

Antes de 1980, la ciudad de León gozaba de un enorme asentamiento de empresarios agrícolas quienes poseían viviendas que arrendaban a catedráticos, docentes, y estudiantes. Su universidad se fundó en 1813
(es 1812) siendo la última fundada en América antes de la independencia.

UNAN León

Campus médico UNAN León
León tenía el usufructo de las instalaciones universitarias y de una de las más grandes facultades de medicina y derecho en Centroamérica. En 1947, siendo presidente de la república Anastasio Somoza García, se elevó a categoría de Universidad Nacional y en 1958 su hijo, el presidente Luis Somoza Debayle, le otorgó por decreto la autonomía (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN). En 1982 un decreto de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional la dividió en dos universidades, separando el núcleo de León del de Managua (UNAN-León y UNAN-Managua).

Patrimonio monumental

El patrimonio monumental de León es rico. Tanto en monumentos como en lugares naturales atendiendo a los monumentos destacan los siguientes:

Basílica Catedral de la Asunción, León, 2007.
Esta catedral es una de las mayores de Centroamérica. Fue la primera sede episcopal de Nicaragua, desde 1531, por lo que es una de las diócesis más antiguas de América. En ella se halla la tumba del poeta Rubén Darío, al pie de la estatua de San Pablo, padre del modernismo y considerado Príncipe de las letras castellanas. En sus criptas, diseñadas para soportar los sismos, están enterrados algunos personajes ilustres de la nación como los poetas Salomón de la Selva y Alfonso Cortés; el prócer Miguel Larreynaga y el músico José de la Cruz Mena.
Hay una serie de túneles que unen a este templo con otras iglesias de León. A principios del siglo XX el primer obispo de León y último de Nicaragua, Monseñor Simeón Pereira y Castellón (el mismo que presidió los funerales de Darío el 13 de febrero de 1916) le encargó al escultor granadino Jorge Navas Cordonero hacer la estatua de la Virgen María encima del frontis de la fachada, los atlantes que están entre el frontis y los campanarios. Navas también esculpió las estatuas de los Doce Apóstoles, junto a las columnas de la nave central, al igual que el león de la tumba de dicho poeta, muy parecido al León de Lucerna, Suiza (hecho por el escultor danés Bertel Thorvaldsen), y varias decoraciones dentro del templo y su Capilla del Sagrario.
  • Iglesia de Subtiava, fue considerada como la mayor iglesia después de la catedral. Se empezó a construir en 1698, el tiempo del corregidor Diego Rodríguez Menéndez y se terminó 24 de agosto de 1710. En la guerra con El Salvador, en 1844, desapareció la cúpula que coronaba la torre que se construiría a principios del siglo XX de nuevo.
  • Iglesia de San Francisco forma parte del convento de San Francisco, uno de los más antiguos de Nicaragua, fundado en 1639 por Fray Pedro de Zuñiga. Con una fachada renovada a finales del XIX, en el interior conserva dos buenos ejemplares de altares platerescos.
  • Iglesia La Recolección, se comenzó a construir el 5 de diciembre de 1786, por el obispo Juan Félix de Villegas. Se debe a los padres recolectores de la congregación San Francisco de Nery. Es barroca con una buena fachada (de barroco mexicano), considerada la de mayor relevancia de la ciudad. Su altar, también barroco, es uno de los mejores retablos. Destacan las pinturas y las labras de madera con la que se adorna.
  • Iglesia La Merced, en 1762 los padres mercedarios construían su convento y con el la iglesia que sería demolida. En el siglo XVIII se levantaría la actual Iglesia de la Merced con planos atribuidos al fraile mercedario Pedro de Ávila y dirigida por el maestro Pascual Somarriba. Contiguo a su costado norte está el edificio del Paraninfo (antiguo convento mercedario), edificio principal de la UNAN-León.
  • Iglesia El Calvario, interesante urbanísticamente por su distribución espacial, esta iglesia data de la primera mitad del siglo XVIII aunque sufrió modificaciones en su torre norte en el siglo XX. Fue construida por la ilustre Familia Mayorga.
  • Ruinas de la Iglesia San Sebastián, construida a finales del siglo XVII como capilla de la Catedral y fue una de las primeras construcciones religiosas de la ciudad. La reconstruyó, a fines del XVIII, el coronel Joaquín Arrechavala. Fue bombardeada durante la toma de León por los aviones de la Fuerza Aérea Nicaragüense en 1979 y como era de adobe se destruyó fácilmente a diferencia de las otras iglesias, que por estar construidas de ladrillos y piedra cantera, soportaron los combates.
  • Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, construida a finales del siglo XIX bajo el auspicio del padre Villamil en sustitución a una ermita del siglo XVIII es de una construcción simple, como corresponde a la sobriedad de los franciscanos.
  • Iglesia de Zaragoza, con atrio y corredor lateral, su construcción se inició a finales del siglo XIX y finalizó a mediados del siglo XX por Monseñor Salmerón el frontis lo diseñó el Dr. Francisco Mateo.
  • Iglesia San Felipe, gran construcción que ocupa toda una manzana, se construyó en 1685 para dar servicio a los negros y mulatos. En 1859 sufre una amplia ampliación que le da el aspecto actual, su torre fue restaurada en 1983.
  • Iglesia Ermita de San Pedro, pequeña construcción de arquitectura típica popular del siglo XVIII. Fue construida entre 1706 y 1718 por el corregidor Bartolomé González Fitoria, en sustitución de la primitiva iglesia de San Pedro que formó parte del conjunto de las cuatro ermitas primitivas de Subtiava.
  • Iglesia San Nicolás de Tolentino del Laborío, la mandó construir Felipe III en 1618. De estilo barroco colonial es de líneas muy ligeras.
  • Capilla de la Asunción, forma parte del colegio del mismo nombre y se construyó en 1679 por el obispo Andrés de las Navas y Quevedo, utilizándose como palacio episcopal. Posteriormente lo ocuparon las Madres de la Asunción y en 1935 se realizaron reformas profundas que dieron lugara al aspecto actual.
  • Hotel Esfinge, Edificio fue diseñado por el arquitecto nicaragüense José María Ibarra como hotel de alta categoría.
  • Colegio San Ramón, de fachadas simétricas y de influencia renacentista ha sido levantado varias veces por ser destruido por terremotos. Ha sido ocupado por la universidad y ha tenido funciones de seminario.
  • Palacio Municipal, construido en 1935 fue dañado en 1979 por la represión somocista de la Guardia Nacional contra el alzamiento del FSLN. El edificio fue proyectado por el Arquitecto Marcelo Targa, precursor del neoclasicismo en la arquitectura leonesa, siguiendo la corriente artística de finales del siglo XX. Se construyó durante la administración de Juan Bautista Sacasa. Es un edificio de gran valor arquitectónico.
Hay más edificios y lugares relevantes, como las murallas del cementerio de Guadalupe, el puente de Guadalupe, Casa Cural Sutiava o la estación del ferrocarril.
Los monumentos naturales; los parajes que rodean León son notables por su fuerza y belleza. Entre ellos destacan.
  • Los balnearios de Poneloya, que abren sus playas a las bravas aguas del Pacífico. Importante centro turístico.
  • Hervideros de San Jacinto, curioso lugar geotermal que se halla en la base del volcán Santa Clara y constituyen parte de sus respiraderos. Se conoce a este fenómeno como Aguas termales en estado de ebullición.
  • Volcán Momotombo, con sus 1300 msnm es la referencia visual del paisaje leones. A sus pies se sitúa León Viejo. Su nombre quiere decir Gran Cumbre Ardiendo. Hay instalaciones de geotermales de generación eléctrica.
  • Volcán Cerro Negro, uno de los más jóvenes de la tierra, surgido en 1850 y con erupciones recientes, las cuales han atormentado a la población de León por su lluvia de ceniza.

 Fiestas


Mausoleo de los Héroes y Mártires.
Hay varias fiestas que se celebran en León. Importante es la celebración de su Semana Santa donde hay muchas procesiones y actos muy típicos con participación masiva de sus habitantes, entre los cuales están las alfombras de aserrín.
El 14 de agosto, víspera de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María se celebra la Gritería Chiquita. Es una fiesta que nació con una plegaria hacia la Virgen María bajo la advocación de Asunción de María para que el volcán Cerro Negro dejara de hacer erupción, pues la ceniza volcánica afectaba el ambiente y caía sobre los techos de las casas y los edificios, incluyendo la azotea de la Catedral que soportó el peso de la ceniza. Al interceder la Virgen, se le celebra este día en su honor.
La Gigantona y el enano cabezón son representaciones de personajes del tiempo colonial que salen a alegrar las fiestas. Se trata de un muñeco de tres metros de alto que representa a una dama española con sus traje y joyas; el enano cabezón acompaña siempre a esta señora y le va recitando coplas que hacen crítica y sátira de los acontecimientos sociales del país. La temporada de Gigantonas es entre los meses de octubre y diciembre.
El día 7 de diciembre se celebra La gritería a la Virgen de la Concepción. Al principio se instauró como penitencia pero con el tiempo fue popularizándose. La fiesta empieza a las seis de la tarde y dura hasta la medianoche con la quema de pólvora y todas las campanas de la ciudad, así como las sirenas, suenan al unísono. En el tiempo de entre esas horas la gente pasa de casa en casa y de iglesia en iglesia gritando la pregunta ¿Quién causa tanta alegría? y respondiendo la Concepción de María.
Además, la mayoría de los días se celebra a algún santo con una procesión, recorriendo algunas calles de la ciudad. La Virgen de Mercedes fue declarada patrona de la ciudad el 17 de Julio de 1912.

Personajes célebres

 Ciudades hermanas

 Referencias

  1. «Ficha Municipal de León». Uniform. Consultado el 2 de octubre de 2010.
  2. De Alcedo, Antonio (1788). Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales.

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE NICARAGUA

http://www.manfut.org/leon/sanramon1.html

Si bien sobre la historia de la Universidad de León, existen varios ensayos, como los de los doctores Juan de Dios Vanegas, José H. Montalván y Nicolás Buitrago M., y también hay importantes referencias en las obras generales que sobre la historia de Nicaragua debemos a Ayón, Gámez y Salvatierra, lo cierto es que hasta el momento no se había escrito un trabajo que abordara, de manera sistemática, el desenvolvimiento de nuestra más ilustre institución cultural.
Al carácter fragmentario de los estudios hasta ahora publicados quizás se deba que ciertos períodos de la historia de la Universidad hayan quedado un poco en la penumbra, sin recibir el tratamiento adecuado. En algunos casos, se advierten también algunas contradicciones entre los autores en cuanto a los datos que proporcionan.
Se hacía, pues, muy necesaria la redacción de una obra que aprovechando todas la fuentes disponibles, retomara el hilo de la historia de la Universidad y nos ofreciera, mediante una rigurosa ordenación de los datos, un panorama, lo más completo posible, del devenir de nuestra más alta Casa de Estudios.
Convencido de la importancia de un estudio de tal naturaleza, me permití proponer el proyecto a la Junta Universitaria de nuestra Universidad sugiriendo, a la vez,la designación del joven historiador nicaragüense, Jorge Eduardo Arellano para que se le confiara la tarea, dadas sus conocidas capacidades en este campo. La honorable Junta acogió mi propuesta y el señor Arellano inició, con singular estusiasmo, la preparación de la obra en el mes de septiembre de 1971.

La Rectoría puso a disposición de Arellano la bibliografía recopilada hasta entonces sobre el tema, así como también copia de la valiosa documentación que sobre la historia del Seminario Conciliar de San Ramón y de la Universidad de León se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla, obtenida por intermedio del eminente investigador nicaragüense doctor Carlos Molina Argüello, profundo conocedor de ese Archivo.
El serio esfuerzo realizado por Arellano para cumplir con su compromiso superó todas las espectativas. Habiéndosele encargado la preparación de una historia de la Universidad de León, desde sus orígenes en el Colegio Seminario de San Ramón hasta el año de 1947, fecha en que se transforma en Universidad Nacional, nos ha entregado, como fruto de su exhaustiva labor, una excelente obra dividida en dos tomos: el primero referido a la época colonial y el segundo desde la independencia hasta 1947.
Este primer tomo, que hoy ve la luz pública, se inicia con un capítulo dedicado a reseñar la situación cultural de la provincia de Nicaragua en la época colonial y, específicamente, durante los años anteriores a la fundación del Colegio Seminario de San Ramón Nonnato. Tras ese bosquejo, continúa con otro capítulo sobre la evolución de la más alta Casa de Estudios que existió en la Capitanía General de Guatemala.

Siendo que el Seminario Conciliar de San Ramón Nonacido o Colegio Tridentino, eregido en 1680, fue el germen de la Universidad de León. Arellano examina los antecedentes que condujeron a su establecimiento: el mandato del Concilio de
Trento y el despacho de la Audiencia de Guatemala del 16 de octubre de 1679 urgiendo a los obispos de León y Comayagua para que procedieran a cumplir el aludido mandato; las providencias que, con ánimo ejemplar, adoptó el obispo de León, el mercedario Fr. Andrés de las Navas y Quevedo para obedecerlo; por ello dispuso donar dos casas en cuya reparación invirtió, de sus fondos personales, más de quinientos pesos. 

Pero, como lo subraya el autor, no paró ahí el celo del obispo fundador: redactó las constituciones para el buen gobierno del nuevo centro; gestionó una pensión de las Reales Cajas para su sostenimiento; le cedió parte de sus diezmos y se encargó personalmente de cobrar las contribuciones que, por disposición del Concilio, debían hacer todos los curatos de la diócesis. Semejante solicitud en la fundación del primer centro regular de enseñanza que existió en Nicaragua confiere al obispo de las Navas y Quevedo especial relevencia en la historia de nuestro desenvolvimiento cultural.

El ejemplo del obispo de las Navas y Quevedo fue seguido por otros sobresalientes prelados, a quienes Arellano dedica capítulo especial como benefactores del Colegio Seminario. Y luego, en el siguiente, se refiere a los primeros nicaragüenses que obtuvieron grados universitarios, Como éstos no podían obtenerse en el Colegio Seminario de León, los Jóvenes se veían precisados a abandonar sus hogares y emprender largo viaje hacia la capital del Reino para colmar sus ansias de saber en la famosa Universidad de San Carlos de Guatemala, la única que existía en la Capitanía General.
Capítulo importante de la obra es el que Arellano consagra a señalar la influencia de la Ilustración, en Centroamérica. Para la historia del desenvolvimiento de las ideas, en los albores de nuestra cultura, es de particular interés lo que Arellano expone. 

 El ansia de saber, que caracterizó al siglo XVIII español con el advenimiento de la Casa de Borbón, se extendió a las colonias americanas. En el Reino de Guatemala se concreta la célebre "Sociedad Económica de Amigos del País".
Pero la ilustración -como advierte Arellano- era un fenómeno europeo que tenía su centro en Francia. Más que en otra parte, allí el hombre del viejo mundo -insatisfecho de su vida tradicional- tendió por mera inquietud científica o humana a cosmopolitalizarse, a fundir todos los testimonios y noticias sobre las razas y los pueblos como en una ciencia de la humanidad.
En él funcionaba un racionalismo investigador que le permitía definirse no como francés, ni como español, sino COMO hombre universal". De esa toma de conciencia, como observa Arellano, brotó la Enciclopedia, resumen de la sabiduría del intelectual del siglo XVIII. En España, el enciclopedismo francés se transforma en el despotismo ilustrado, que si bien participa del mismo " estado de espíritu" no llega al ateísmo de los franceses. 
Participando de "una actitud de conciencia fundamentalmente cartesiana, animado por la misma fe en el hombre y el progreso", el despotismo ilustrado español, aceptó el poder absoluto del Rey, aunque racionalizado, y "se manifestó en un reformismo económico y social de arriba hacia abajo y en un exagerado filantropismo de carácter personal".

  Las nuevas ideas comenzaron a circular y a ganar adeptos en las colonias americanas, a raíz de las ordenanzas liberales de Carlos 111: 'La misma España -señala Arellano paradójicamente, sembraba las raíces ideológicas de la independencia". 
Arellano traza así los ragos del ilustrado de aquella época: 
 
" La mayoría de los ilustrados, en actitud hostil hacia la escolástica, preferían la autoridad de la Razón (así con mayúscula) como base ideológica; y todos ellos, con decidida tendencia al cambio, profesaban una fe optimista en el progreso y en la destrucción de la ignorancia para lograr la reforma de los individuos y, en consecuencia, la de la sociedad".

'Volviendo a la historia de nuestro Seminario Conciliar de San Ramón, Arellano subraya la fecunda labor desplegada por su más insigne Rector el Padre Ayesta. 

 La primera preocupación del Rector fue tratar de superar las grandes limitaciones económicas de que adolecía el Seminario desde hacía! más de un siglo, con grave perjuicio para la enseñanza.


En 1803 habían dejado de existir las cuatro cátedras creadas y sostenidas por el obispo Huerta y Caso, entre ellas la de Medicina y Cirugía. 
De ahí que el Rector se dedicara a buscar recursos para la dotación de las cátedras, la reparación y ampliación del edificio, la adquisición de mobiliario, el enriquecimiento de la biblioteca, etc. 
Todo esto sin descuidar el mejoramiento de la disciplina de los colegiales y el auspicio constante de actos literarios, que contribuyeron al despertar intelectual de la provincia. Después vendrían sus infatigables gestiones para que se autorizara al Seminario a impartir grados menores, con miras a transformarlo en Universidad.
El extraordinario impulso que el Seminario recibió durante el rectorado de Ayesta lo hizo constituirse, como apunta Arellano, en el segundo foco académico de la cultura colonial en Centroamérica.


Significativo fue también, entre los esfuerzos de esos años, el aporte renovador del Pbro. doctor Tomás Ruiz, mentalidad auténticamente ilustrada, que trató de superar la enseñanza tradicional que predominaba en el Seminario. 


En su clase de Filosofía,  el Pbro. doctor Tomás Ruiz, impartía a Condillac. La presencia de Ruiz en el Seminario, del que fue Vice Rector por cinco años, hizo posible que el espíritu de la ilustración vivificara las aulas del antiguo Seminario. Desde su cátedra el prócer esparció la nueva ideología, que debía rápidamente prender en varios de sus alumnos más brillantes. 
Uno de ellos fue el célebre bachiller Francisco Osejo, natural de Subtiava, quien llevó estas ideas a Costa Rica, donde fue el animador de las ideas independentistas. Por ellas el Ayuntamiento de Cartago le llamó "genio inquieto y perturbador". "Por lo visto -afirma Arellano- Ruiz divulgó en el Seminario una corriente de pensamientos distinta de la tradicional que no hizo variar su estructura; a pesar de ello, fue recogida por algunos discípulos que salieron del estrecho círculo del escolasticismo, nutriéndose de nuevas doctrinas".
Pero, con todo y el florecimiento que el Seminario alcanzó a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, carecía aún de la facultad de conferir grados universitarios. Por eso el Rector Ayesta inició gestiones ante la Corona para que se autorizara al obispo de la diócesis a conferir grados mayores y menores, a- los alumnos del Seminario. Pero la autorización se limitó a grados menores contrariando así, en gran medida, los anhelos del Rector Ayesta, que ambicionaba los grados mayores. 
Sin embargo, algo se había logrado en beneficio del Seminario. Para dar relieve al acto de recepción de la Real Cédula, el Rector dispuso celebrar una misa solemne con asistencia del claustro y de las principales autoridades de la ciudad, durante la cual hizo uso de la palabra, con su reconocida elocuencia, el doctor Tomás Ruiz, Vice-Rector, del Seminario y Catedrático de Filosofía.



La Universidad menor recibe la protección de los obispos Vílchez y Cabrera y García Jerez. A la muerte de Ayesta, a mediados de 1809, correspondió al obispo García Jerez, promovido a Gobernador Intendente de la Provincia, continuar las gestiones encaminadas a convertir en Universidad completa "ta media que funcionaba en el Seminario".
 
 Mientras tanto, como puntualiza Arellano, se habían producido importantes acontecimiento políticos en la Península: la decadencia de la monarquía absolutista de los Borbones españoles llegó a su punto más crítico con la proclamación de de José Bonaparte como Rey de España y el cautiverio de Carlos IV y su hijo Fernando VII. Las Cortes de Cádiz, en las que predominó un espíritu liberal y constitucionalista, asumieron el gobierno en nombre de Fernando VII. 

 En esas Cortes Centroamérica estuvo representada por Antonio Larrazábal, José Antonio López de la Plata y Florencio del Castillo. Estos dos últimos representaban a Nicaragua y Costa Rica y habían estado ligados al Seminario. Ante esas Cortes, a fines de 1811, envió su testimonio el obispo García Jerez pidiendo la erección de la Universidad. 
Estas, finalmente, expidieron el tan esperado decreto del 10 de enero de 1812 por el cual autorizan que el Seminario Conciliar de León de Nicaragua se erija en Universidad "con las mismas facultades que las demás de América". Se cumplían así los anhelos del Padre Ayesta, aunque éste no logró vivir para ver realizada su aspiración. Al obispo García Jerez le correspondió completar la obra de Ayesta y llevarla a feliz culminación.
El diputado por Nicaragua, José Antonio López de la Plata, pidió el cumplimiento inmediato de lo acordado por las Cortes, proponiendo, entre otras cosas, que la Universidad se llamara de San Fernando, en honor del Rey Fernando VII, y que se gobernara por constituciones de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Pero el 12 de febrero del mismo año, nos dice Arellano, el español Antonio de la Cuesta rindió un informe crítico sobre la situación del Setminario que por poco da al traste con la ejecución del acuerdo de las Cortes. 
En efecto, de la Cuesta aseguraba en su informe, entre otras cosas, que un solo catedrático enseñaba, en dos horas diarias, lógica, metafísica, aritmética, álgebra, geometría y Física, lo que sólo podía conducir a que sus discípulos adquirieran "nociones vagas y superficiales" de tal cúmulo de materias; que no podrían darse grados mayores ni menores en Filosofía ni en Derecho Canónico, "pues tomando en cuenta los textos que se leían en ésta (el Van Selvaglo y el Febeo) merecería el nombre de conferencia al aire libre sobre cualquier punto de la misma materia antes que el de una instrucción metódica, ceñida a los elementos de la ciencia como era indispensable". De la Cuesta llega incluso a decir, en su demoledor informe, que no concebía cómo podía autorizarse el conferimiento de grados menores en ciencias eclesiásticas siendo que "en la cátedra de Teología Moral se explica la Suma del Padre Larraga", texto que consideraba obsoleto e inadecuado.
 
  Otra dificultad que se presentó para la instalación definitiva de la Universidad fue de carácter económico: el Fiscal del Consejo de Indias exigía, antes que se procediera "a la formación del plan y de la constitución de la Nueva Universidad" que el obispo y la provincia en general, designaran los fondos necesarios "para la completa dotación de los maestros y dependientes de la Universidad, y aumento de cátedras y el método de estudios conveniente".



Lo cierto era que las rentas no daban para cubrir las cátedras. La de Medicina había vuelto a desaparecer por falta de fondos. El Seminario, como nos informa Arellano, tenía a la sazón siete cátedras y su dotación sumaban mil quinientos pesos.
El 19 de agosto de 1813 las Cortes expidieron un nuevo decreto para dar pronto cumplimiento al del 10 de enero de 1812. 
En este decreto las Cortes ordenan que la Universidad de León observe las Constituciones de la Universidad de Guatemala; que el obispo de la Diócesis y el Gobernador Jefe Político del partido procedan a nombrar Rector, eligiéndolo entre los doctores que residan en la ciudad; que se nombre Cancelario al Maestre Escuela de la Catedral; facultan al Rector y Cancelario a habilitar para examinadores de los grados de Licenciado o Doctores, a falta de éstos, a los catedráticos del Seminario, hasta tanto se complete el número de ocho Doctores; completado ese número, el Rector y el Cancelario procederán a instalar la Universidad, nombrando Secretario, Conciliarios, Bedeles, etc...
Las autoridades de la provincia iniciaron de inmediato el cumplimiento de las resoluciones de las Cortes, pues existía el más ferviente deseo de ver realizado, cuanto antes, el viejo anhelo de contar con una Universidad plena. Arellano nos reseña, en el capítulo IX de su obra, las medidas que las autoridades competentes adoptaron en tal sentido: el 18 de abril de 1814, el obispo y el Gobernador eligieron como primer Rector de la Universidad al Doctor en Sagrados Cánones Francisco Ayerdi y Cancelario al Maestre-Escuela de la Catedral Juan José Zelaya; el 30 de abril el Obispo dio posesión solemne al Rector. 
Sin embargo, como señala Arellano, una causa mayor impidió esta vez que la Universidad se instalara: el absolutismo de Fernando VII, quien de regreso al trono en 1814 disuelve las Cortes y deroga toda su obra, "declarando nulos sus actos, como si no hubieran pasado jamás y se quitasen de en medio del tiempo..." En esta forma, todas las gestiones realizadas hasta entonces se vinieron al suelo. Fue preciso emprender de nuevo la larga lucha iniciada por Ayesta y llevada a feliz término por el obispo García Jerez.
El infatigable obispo se dirigió entonces al Monarca suplicándole autorizara la instalación de la Universidad, pues era de absoluta necesidad su. establecimiento. El Soberano escuchó al prelado y expidió el 5 de mayo de 1815 la Real Cédula de autorización, la que "al llegar a León, causó mucho regocijo". 
 
Pero faltaba aun otro obstáculo que superar: no había en la ciudad el número necesario de doctores para integrar el Claustro. "Entonces, nos refiere Arellano con su acostumbrada tenacidad, García Jerez comunicó al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias el 4 de noviembre del mismo año que, para dotar algunas cátedras y los reparos de la existencia, proponía. "el que su Real Magestad se dignase conceder el dictado y honores a algunas personas beneméritas del Estado Eclesiástico". 
Para tales honores propuso al Deán Juan Francisco de Vílchez y Cabrera y al Canónigo Miguel Jerónimo Guerrero de Arcos. 
Luego, como lo advierte Arellano, el obispo, al parecer resuelto a inaugurar a la mayor brevedad posible la Universidad, sin esperar respuesta a sus nuevas solicitudes, procedio a nombrar a los primeros empleados, a tomar posesión él mismo como Cancelario de la Universidad y a habilitar, en unión del Rector, a los graduados que actuarían como doctores en los primeros exámenes de grados. 
Estos fueron: el Lcdo. Nicolás Buitrago, catedrático de Instituta; el Lic. Manuel López de la Plata, catedrático de Teología Moral; Br. Fr. Vicente Caballero, catedrático de Teología Escolástica y Br. José María Guerrero, catedrático de Prima de Filosofía. Y, como estos no eran suficientes para sus propios exámenes, fueron habilitados el Padre Lector de Teología del convento de la Merced Fr. Antonio Capará y los bachilleres Pedro Portocarrero y Pedro Caballero.
Completado el número de doctores previsto en los decretos, el obispo procedió a la instalación oficial de la Universidad a las nueve de la mañana del día 24 de agosto de 1816, en la Sala Capitular del Palacio de la Diócesis. Culminaron así muchos años de gestiones, a las que consagraron sus mejores energías Rafael Agustín Ayesta, Tomás Ruiz y Nicolás García Jerez. 
Estos tres excepcionales eclesiásticos son los auténticos fundadores de la Universidad de León. A ellos consagra Arellano, con toda justicia, un capítulo especial de su obra en el que reseña sus biografías y méritos. 
Ellos constituyen la rutilante trilogía que puso los cimientos de la vida universitaria en Nicaragua. La deuda de la Patria y de la Universidad con estos ilustres varones, por lo que en medio de tantas dificultades y estrecheces hicieron, es verdaderan1ente muy grande. Para Arellano quien más merece el título de fundador de la Universidad de León es el obispo García Jerez, pues a sus gestiones se debieron los decretos del 10 de enero de 1812, que erigió Universidad en el Seminario Conciliar de León y el del 19 de agosto de 1813 que autorizó su instalación. 
También a él se debió la Real Cédula de confirmación del 5 de mayo de 1815 y todas las medidas que permitieron su instalación definitiva el 24 de agosto de 1816.
Capítulo aparte merece, para Arellano, la situación del indio frente a la educación superior. En esta sección hace ver que si bien la Universidad estaba abierta a los indios (y uno de ellos Tomás Ruiz, llegó a figurar entre los fundadores de la Universidad), lo cierto es que el acceso se limitaba a la minoría indígena noble y rica; es decir, a los descendientes de indios que colaboraban con el gobierno colonial. " Tal fue el caso -nos dice Arellano- de Tomás Ruiz, indio descendiente de los caciques del pueblo de Chinandega", cuyos padres eran "tenidos por principales de aquel pueblo en el que ha ejercido oficios políticos y militares" y el de Juan Modesto Hernández "indio noble de subtiava, bachiller en Derecho de la Universidad de San Carlos". "pues bien -añade Arellano- la realidad era ésta: a pesar de la igualdad legal entre españoles e indios establecida en las constituciones de la Universidad Carolina para ingresar a la misma, sólo los indios nobles tenían esa posibilidad; los demás permanecían condenados a la opresión económica desde los primeros años de la conquista. Sólo así, en este sentido, hay que interpretar el referido inciso que dice: ... se declara que los indios (como vasallos libres de Su Magestad) pueden y deben ser admitidos a grados".


El capítulo XII está dedicado a reseñar las primeras gestiones del Claustro y de las autoridades de la recién instalada Universidad. Y el XIII al Padre Dr. Tomás Ruiz, a quien hasta ahora la historia oficial no ha hecho justicia. Este olvidado prócer revolucionario de nuestra Independencia es, sin duda, una de las figuras más singulares que han nacido en Nicaragua: indio de raza, alumno distinguido del Colegio Seminario, del que llegó a ser Vice Rector y de la Universidad de San Carlos de Guatemala, de cuyo claustro formó parte, fue uno de los fundadores de la Universidad de León y prócer auténtico de la Independencia, por lo cual luchó dentro de una línea verdaderamente revolucionaria, participando en varias conjuras y alzamientos que le valieron duras condenas. La Universidad Nacional, interesada en dar a conocer las ejecutorias de este universitario "ilustrado" y radical, que con tanto fervor y patriotismo abogó por una Independencia que implicara un cambio del sistema y un auténtico avance social, publicó el año pasado, en su "Colección popular" una biografía del Padre Ruiz, escrita por el propio Arellano. La inclusión de este capítulo sobre Ruiz en la historia de la Universidad de León está más que justificada, pues el "Padre-indio" es uno de los universitarios más valiosos que ha tenido Nicaragua.
El primer tomo termina con un capítulo de recapitulaciones y conclusiones. También trae como anexos una sección de documentos, donde se reproducen, entre otras cosas, la historia de San Ramón Nonnato, tal como la cuenta Fray Justo Pérez de Urbe¡ O.S.B.; partes dispositivas de las constituciones del Colegio Seminario, la relación de méritos y ejercicios literarios de don Rafael Agustín Ayesta; el dictamen del Real Claustro de la Universidad de San Carlos de Guatemala sobre la concesión de la facultad de otorgar grados mayores y menores al Seminario Conciliar de León; las letras testimoniales sobre Tomás Ruiz; la relación de méritos y ejercicios literarios del doctor Francisco Ayerdi y el acta de instalación de la Real Universidad de León de Nicaragua.
A la sección de documentos sigue una cronología, que va desde el 10 de enero de 1678 hasta el año de 1819. Cierra la obra un apéndice informativo y la reseña de las fuentes bibliográficas y documentales.
La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, como legítima continuadora de la ilustre Universidad de León, se complace en publicar esta Historia. Su edición representa para el suscrito uno de los logros de su rectorado que más le llenan de satisfacción.
León, junio de 1973














  










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