jueves, 7 de enero de 2010

LEYENDAS DE MI LEÓN DE NICARAGUA

Tomado de "Nicaragua de Mis Recuerdos".
marthaisabelarana.com

VARIAS LEYENDAS LEONESAS.

¡Dicen en la pulpería que ya los muchachos se tomaron el comando! – comentó mi madre de prisa mientras se montaba en el carro. ¡Vámonos del centro! ¡Vámonos de aquí…! – En ese mismo momento un soldado de la Guardia Nacional abría fuego violentamente en una esquina, vaciando su ametralladora en la historia de mi pueblo. En la confusión sólo escuché el grito desesperado de mi padre que nos decía ¡agáchense que nos mata! Sin embargo, siendo una niña, la curiosidad y el miedo me dejaron clavada en el asiento trasero del carro, viendo, escuchando, grabando en la memoria.

El año pasado y treinta después, camino cerca de aquella misma esquina donde un guardia disparara, para visitar el Museo de Mitos y Leyendas de León. En vez del soldado de mi historia, la estatua de un guerrillero me saluda en la entrada del museo con una piedra en la mano. Lo que fue en aquel entonces la Carcel la 21, (llamada así porque fue edificada en 1921) es ahora el lugar donde los mitos y leyendas se reúnen como muestra palpable de las creencias y supersticiones de nuestro pueblo.

Una muchacha de sonrisa amable, estudiante de segundo año de turismo según nos dijo, se ofrece a darnos el tour. Como un poema macabro que ha tenido que aprender, nos recita de memoria y casi sin respirar las historias de nuestras leyendas y los horrores de las torturas de la famosa 21. Nos anuncia que es una lástima que hayamos llegado en ese momento. Se acaba de ir la luz, como todas las mañanas, y no podremos escuchar los efectos y voces de los espantos.

“Allí metían de cabeza a los hombres que estaban torturando” nos dice señalando unas piletas a mano derecha. “Dicen que les hacían tragarse unos botones amarrados a un hilo y después se los jalaban”… A mí me da escalofríos y prefiero enfocar con mi cámara a “la Llorona” que tomarle fotos a otras espantosas memorias.

“Mi madre dijo que la sangre de los verdugos no debe mezclase con la sangre de los esclavos. Entonces se fue al río y botó al muchachito y ¡pam! se oyó cuando cayó al agua” (Fragmento/Milagros Palma)

Estos personajes representan cuatro de los espantos más famosos en las calles leonesas. Arriba la Negra Camila que se aparece a los borrachos en las tibias madrugas con un puro y una botella vacía en la mano, y La Voladora, que según la leyenda, después de hacer pacto con el Diablo podía volar lejos, hasta México…

El Padre sin Cabeza dicen que aún aparece en las calles de León, deambulando cerca de la Basílica Catedral, recorriendo sus oscuros túneles, especialmente los sábados de gloria. El Coronel de la foto es Joaquín Arrechavala, espanto que no le hace daño a las muchachas pero maltrata con su látigo la espalda de los hombres que tienen el infortunio de escuchar los fantasmales cascos de su caballo en las calles empedradas de la antigua ciudad colonial .

Mi colección no estaría completa sin la conocida Toma-tu-Teta que provoca risitas nerviosas entre los chavalos y adolescentes cuando miran este personaje en el museo. En una página nicaragüense desaparecida, imposible de localizar, se leía esta historia: “Esta joven agraciada, hija de un acaudalado hacendado, era una joven con cabeza grande, una cara amarga como de pocos amigos, unos ojos saltones, una boca bastante pronunciada, una nariz larga y ancha y el cuerpo muy bien desarrollado como el de un hombre; brazos gruesos y musculosos, pelo largo y unas tetas extremadamente grandes. Con todas estas cualidades y a pesar de ser heredera única de la fortuna de sus padres, nunca pudo conseguir un pretendiente, por lo que valiéndose de su conformado cuerpo, salía a las calles y donde encontraba grupos de hombres, escogía al que mas le gustaba, lo agarraba y no lo soltaba y sacándose su hermoso cántaro de miel les decía: Toma tu teta, toma tu teta, toma tu teta… hasta que les metía el enorme pezón en la boca y cuando ya quedaba satisfecha los soltaba. Cuentan que todavía a Don Pancho, Don Lencho y Pancracio hace poco se les apareció, ellos se quedaron estupefactos de tan impresionante figura, nos dijeron que dijéramos a todo joven que por las noches le gusta salir que no lo hagan, que cuando mire con todo y guaro la Toma-tu-teta les va salir.”

¡Las historias de mi pueblo! A veces tristes, a veces cómicas, agridulces, pero todas genuinas, contadas de corazón… Espero pronto volver a León. Tal vez pueda recorrer sus calles en los próximos meses, tal vez no.

Recuerdos y Leyendas de León.
Cuentos y Leyendas de León y Chinandega.

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