domingo, 10 de febrero de 2013

UNA VOZ EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA

UNA VOZ EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD HUMANA
DESDE SUS RAÍCES ANCESTRALES

“Arrancaron nuestros frutos,
cortaron nuestras ramas, quemaron nuestro tronco,
pero no pudieron matar nuestras raíces”.
(Chilam Balam)

INTRODUCCIÓN

            Estas líneas escritas, son para mí, una honra decirlas, porque, la noche de hoy ¡Honramos con humildad y admiración, la extraordinaria ¡Sabiduría Maya! y su Presencia Real en estos tiempos, recogidas en la obra, “De vuelta a mis raíces”, cuyo autor es miembro directo de este pueblo creador de la Cosmovisión Maya, cuya historia se remonta a los 5.128 años, según Calendario Maya y ratificado por eminencias científicas, en la actualidad.

            Y de este descendiente, y me estoy refiriendo a Chichimuch de Santa Lucía de UtatlánGuatemalaFélix Lorenzo Velásquez Saquic, Doctor en Educación, perseverante luchador por el Reconocimiento de la “Pastoral Indígena” de Guatemala, e importante participante en el Diálogo de Reconciliación Nacional, en el conflicto armado de este país centroamericano, como delegado de la Conferencia de Religiosos de Guatemala; es un luchador... Un Luchador por las Causas Imposibles.  

         Chichimuch Utatlán, es un hombre, que toda su vida ha trabajado, luchado y sufrido, por continuar con un legado sagrado y con una obligación histórica, no sólo en el aspecto de la divulgación y la “toma de conciencia” de un proyecto propuesto, no
solo nada más para su país, sino para toda la humanidad, presentado éste, por un descendiente de tan esplendorosa cultura.

             Enarbolo, pues, los cuatro pedestales en la que se erigió este propósito:

            1) Este libro nace de una realidad ancestral y una situación de crisis que agobia al globo terráqueo. Y que, desde hace tiempo, somos parte de esa misma crisis.

           2) Es el Popul Wuj, hablando desde sus raíces, “...no nos borren de la memoria ni nos olviden."

Porque, ya antes ellos, habían escrito:
 “Nosotros nos vamos, nosotros regresamos..”

         3) Hasta la fecha actual (2013), los pueblo indígenas, han mantenido su lucha constante por su identidad y reivindicaciones. Obteniendo en 1989 el Reconocimiento de la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo, Ginebra, en Convenio 169, que: “reconoce el derecho colectivo de los pueblos indígenas y tribales, a ejercer su derecho propio”.
         Este convenio fue ratificado por la mayoría de Estados de América Latina (1990) y ratificado por Guatemala en 1996 e incorporado a su constitución política.

             4) Es la regla, adoptada y asumida con vocación fiel. Y para los pueblos del mundo, es como un alto y una guía: “Con mente abierta y sanamente crítica, estudian los Hermanos, las religiones, las ideologías, acervo cultural de los lugares donde se hallan establecidos. De esta manera, se capacitan para integrar los valores positivos que contienen y para contribuir mejor a la educación del pueblo que los rodea”.

            Este libro, propone: ¡A los que se han alejado de sus raíces, regresar a ellas! Y, a toda la humanidad, nos invita, a sumergirnos en la Cosmovisión Maya interactuando con otras cosmovisiones de todo el planeta y salvar nuestra Madre Tierraque está en inminente peligro por manos del mismo hombre, que arranca pedazo a pedazo cada raíz de su existencia.

***
          Después de esta breve introducción, quiero decirles señoras y señores, ¡cómo es que nació esta oportunidad y honor de decir mis palabras esta noche!:
           
            Resulta, que a las a la 10:45 de la mañana del lunes 28 de enero, y  a punto de finalizar la primer página del calendario de 2013, sostuve una conversación amena con el entusiasta promotor artístico-cultural, poeta José Mercedes Ruiz, sobre la obra “De vuelta a mis raíces”, libro que pulsa el latido del corazón Maya, y como gente de maíz, va depositando su grano, el Hermano Chichimuch Utatlán, como un regalo para las actuales y nuevas generaciones, y para empaparnos de  un “bañado en equilibrio y sabiduría” ─nos dice el libro─ como legado milenario y sagrado, y beber ese sorbo urgente y necesario de la “Cosmovisión Maya”, su propio pueblo, del cual nos invita para la toma de conciencia y del cambio, con el propósito de ¡Salvar la Humanidad y a la Madre Tierra!

          El poeta Mercedes, me entregó el libro y empecé a hojearlo... Y me voy dando cuenta, que siento vibrar mi corazón, porque las raíces de este libro, es un Grito que afirma que su pueblo, el Pueblo Maya, sigue luchando... ¡Y ha sobrevivido y sigue dando aportes a la cultura universal!, pero el mejor de los logros: “... ha sido su propia supervivencia”. Y, sigue subrayando, la Investigadora María del Carmen Valverde de la Universidad Nacional Autónoma de México, que al respecto dice: Se trata de una cultura viva que ha sabido apostar al cambio para perdurar, y sus conocimientos siguen vigentes en algunos grupos mayas”.

         Y empecé a beber mis primeros sorbos, y a sorbo, me he venido sumergiendo en este manantial: ... 

            Esta noche... yo voy a referirme a una parte sensible y particular de este libro. Y me refiero, a esa ternura y firmeza, algo muy especial en el autor, las que en sus páginas, nos va desgranando, uno a uno, sus granos de maíz, rociados de Amor, Fe y Valentía, y abriendo con sinceridad desde sus insondables interioridades, recuerdos y dolores.
         Aquellas memorias, dolencias... Dolor expresado desde la profundidad de su alma. Pero también, desde la hondura del corazón, ¡Su Alegría!

            Y hay algo que podría sacudir a cualquier sensibilidad humana, y es lo mismo que me golpeó a mí, desde un principio: La cruel miseria humana entre la discriminación y el racismo... y en plena “civilización”. Fue lo mismo que a Chichimuch, estremeció su corazón de niño, de muchacho, y de todo su ser, al oír que su maestro, imponía en el espíritu del alumnado, un veredicto denigrante: “los indígenas han nacido para el azadón y para la carga, el estudio no es para ellos por su poca capacidad intelectual”.
               
          El futuro luchador, por las raíces indígenas del esplendoroso pueblo Maya, inicia sus pasos... y son éstos, en su paso por esta vida, como él mismo lo dice los que ha venido dando. Y al escribir estas líneas, me viene a la memoria reciente, un pensamiento del Dr. y Poeta Juan Centeno, que dice: “Una vida es tan poco tiempo, para nuestra inmensa capacidad de amar. Y la relaciono con lo que he venido leyendo. Porque, la inmensa capacidad de amar del Hermano Chichimuch, va desde su raíces hasta estos tiempos, de esta agrietada civilización.

            Esta capacidad de amar me emociona y digo: ¡Qué Inmenso Es Su Amor! Y que disposición tan noble tiene de seguir por el camino de la libertad, y entregarse por entero a los seres más desvalidos.

            Y desde el anhelo esperanzador, saltan estos versos: “...de mis angustias... de las penas, /hilvano “cogollitos” tiernos, /que se recogen entre la brizna /de mis ensueños eternos. / y se prenden como broche en mi pecho... Frente al Sol, que alimenta con su energía, /mi voluntad, para pelear con Fe y decisión, por la alegría y sentirla palpitando, / ¡Es de mi vida, y de mi ser, la razón!”

            Y del Hermano Chichimuch, leo, que desde sus dolores y vicisitudes, y desde su libro, "De vuelta a mis raíces": se alza un alma, un espíritu batallador que en libertad, rescata y libera con sinceridad de sus interiores, todos sus sufrimientos para convertirlos en muros infranqueables ─con su confianza, certeza y esperanza─, ante lo abrupto de la campaña denigrante, y que él con su temple y fe, supo convertirlas en honores, medallas, y como él mismo dice, “... en reconocimientos y menciones honoríficas en mi paso por esta vida.” ¡Pero, qué momentos, más duros ha pasado! Secuestrado, torturado, expulsado, pero firme en sus convicciones.

            También hay “luces”. Y cito este pensamiento de Jean Vanier, que aparece en el mismo libro y dice, que lo más importante: “... es saber reconocer nuestras motivaciones profundas... para ser plenamente nosotros mismos y felices por nuestros hechos.”

Y me voy a detener en estas luces, que me gustan:


·        Agradece el autor, a Ajaw, el haber formado parte de la sagrada Humanidad, con raíces Maya K’iche’.
·                  ·        Por ser sencillamente hermano
  •        Por la dicha y oportunidad de ser el fundador y primer Director del Complejo Educativo “Fe y Alegría” en Guatemala de 1983 a 1987, cuyo fin responde a la “opción preferencial por los pobres”, y que actualmente cuenta con 2.000 jóvenes aprendiendo para enfrentar la vida.
  •        Por haber recibido el premio Antonio Montesinos al Gesto Profético en Defensa de la Dignidad Humana en América Latina (1998).
  •    El Mejor Defensor de las Causas Imposibles”, otorgado por el Centro Internacional Lasaliano, Roma, Italia. 2000.
  •            Opción de por vida al ministerio de la educación.
  •      Ser artífice en estos tiempos de una causa bien definida desde 1974: “La Dignidad de mi Pueblo Maya”.
  •      Y, por haber escrito este libro... y una decena más. Y... por ser hermano del alma... hermano guatemalteco, hermano Maya... Hermano de la Salle. Hermano centroamericano... Hermano nicaragüense... Hermano leonés.

    Después de adentrarme en la lectura de esta obra, sentí vivirla en mí. En mis
    aspiraciones de siempre. Y empecé a buscar libros, folletos y a navegar por el
    Cíber Espacio, para deshojar, una a una, las páginas Web:

    *Ajaw es el creador de todo, según la cosmovisión maya. Es el dueño, el

    universo mismo y la vida, es preexistente a todo lo creado y en quien se unen

    los principios masculino/femenino (García, Curruchiche & Taquirá; Palma,

    2006). Y de la Enciclopedia Wikipedia, La Enciclopedia libre y la página

    Wiki Guatemala, conocida como, Wikiguate, leemos lo siguiente:

    “La Cosmovisión Maya se refiere a la visión del mundo del pueblo maya.
    "Toda la naturaleza se encuentra integrada, ordenada e interrelacionada”. Y,
    "todos aquellos elementos que existen en la naturaleza, es decir, todo lo que
    hay en el universo es animado o tiene vida. Cada ser se complementa y
    completa a los demás" (García, Curruchiche & Taquirá, 2009, p. 55).

      De acuerdo con Verdugo (2009, p. 855), el pueblo maya es el pueblo indígena
    más numeroso en Guatemala, representa al 39,3% de la población total.”

    Y sobre esto, de acuerdo con Ferrater (1965), “la cosmovisión es una
    concepción del mundo que penetra la vida espiritual del hombre y sirve como
    marco orientativo de la acción práctica de los individuos (p. 244). Y nos sigue
    diciendo: “En este sentido, la cosmovisión ayuda a los individuos a percibir el
    universo como ordenado e incluye teorías cosmogónicas que revelan el origen
    del mundo natural y de la especie humana; contiene ideas sobre las fuerzas que
    sostienen el universo material, la vida individual y colectiva. Hay cosmovisiones
    que representan estas fuerzas como leyes naturales y filosóficas, y hay otras
    que las consideran dioses, espíritus u otras entidades, los cuales se
    manifiestan en símbolos y tienen nombres propios según la sociedad en
    particular (Rupflin, 1999).

    Y, al identificar mis simpatías por esta obra. Recordé las conferencias y
    discusiones de altura sostenidas por el indigenista de Sutiava, Enrique de la
    Concepción Fonseca González; las lecciones en el Año General de la Unan de
    1976, sobre “Mesoamérica”. Las pláticas de Adolfo Isaac Sánchez Salgado,
    acucioso investigador de Sutiava, las polémicas y discusiones con el genial
    Fernando J. Núñez, y la instrucción de mi padre el poeta Edmundo Icaza
    Munguía, sobre estos temas.

    Y volví a tocar el libro de José Reyes Monterrey, “Apuntamientos Básicos
    Para El Estudio De La Historia General De Nicaragua”. Y busqué capítulos,
    donde encontré temas subrayados sobre la invasión, conquista y
    colonización... no fue nada fácil. Diezmaron a las poblaciones indígenas... No
    fue nada pacífico. ¡La violencia, en primer lugar, sobre todas las cosas!
    Practicaron la cacería de aborígenes, desaparecieron pueblo enteros y hasta
    montaron Circos de Perros (el de Pedrarias Dávila), para descuartizar a
    indígenas y Caciques rebeldes, que resistían la conquista y colonización
    española.

                En Guatemala, a la llegada de los españoles, se habían producido ya,
    tres milenios de historia.

                Y según Carlos Barrios, autor de El Libro del Destino, nos dice que,
    La Historia nos revela que el Pueblo Maya ha sido objeto de genocidio y
    etnocidio...”, “...imposición de la cultura extranjera: se impuso el idioma
    español, otra espiritualidad, otra vestimenta, otras costumbres...”

             Y fueron despojados y separadas de la Madre Tierra, nos dice el
    Hermano Chichimuch Utatlán, “nuestras Abuelas y Abuelos fueron pisoteados
    en su dignidad humana”

              Pero, igual que el fuego, que los Mayas lo cubrían con cenizas para
    protegerlo, se comprueba, que no renunciaron a sus raíces, que estuvo
    siempre latente ese calor, esa llama, que en los tiempos actuales ha brotado,
    con fuerza de sagrado fuego milenario, en la Cosmovisión Maya: para saber
    vivir y saberla vivir.

          Todos los pueblos tienen su propia cosmovisión. Y todos han dado su
    aporte. Ahora, en cuanto al pueblo Maya en particular, durante sus 5128 años
    de existencia, ha dado extraordinarios aportes a la humanidad.  Y cito el
    siguiente texto,  que aparece en el libro, y es el de la Coordinadora del Centro
    de Estudios Maya del Instituto de Investigación Filológicas de UNAM de
    México, que dice, que entre los avances científicos está: un sistema complejo
    calendárico, así como la numeración vigesimal con el cero y el valor posicional
    de los signos. La escritura maya, de valor fonético y logosilábica, funcionó en
    una vasta región. Es un sistema que está a nivel de las grandes civilizaciones del
    mundo.

                Concluyendo, veamos, que nos dice la Enciclopedia Libre (Wikipedia),
    con relación a la astronomía. Los mayas: “Hicieron observaciones
    astronómicas extremadamente precisas. Sus diagramas de los movimientos de
    la Luna y los planetas son iguales o superiores a los de cualquier otra
    civilización coetánea...”, “...los mayas descubrieron una medida precisa de la
    duración del año solar, mucho más exacta que la usada en Europa en la
    época...”.

                Y es desde esa historia, y es, desde esos tiempos, que se alza hoy, la Voz
    del Hermano Chichimuch Utatlán, “Porque... ¿Hay un Alma, qué escuche?

    ¿Todavía queda aliento?

    ***
    Porque, ¡Todos estamos en peligro!

    Y alzo también mi voz y digo:

    Que

    “... en esta crisis mundial de valores,
    nos obligan a conjugar  el verbo Peligro.
    Y en la mira, la destrucción de la vida.

    ¿Quién escucha estas voces?
    ¡Nadie! ¿Hay algún alma?

    Porque...
    el mundo irracional del hombre
    quiere acabar con el mundo animal, que es racional;
    con el mundo vegetal, que es más perceptivo;
    y con el mundo material
    que es más sensible...

    Porque... ¡Hay vida en cada cosa! Todo es movimiento
    y cambio.

    ¿Y nosotros?

    Porque...
    Somos una partícula
    de esas raíces,
    de las que nos nutrimos y nutrimos
    en una evolución constante,
    en reciprocidad permanente
     y en un indeleble cambio
    perdurable, perpetuo, renovado
    En...  y con el aire
    En... y con el agua y... con la tierra,
    en un equilibrio nativo
    que hoy peligra
    que de originario
    la armonía se alarma
    porque se altera el todo
    en montañas reducidas
    montes tropicales oprimidos,
    contaminación
    destrucción
    ¡pueblos sometidos!
    Clima envenenado.
    Ríos, lagos y mares, ahogados en heces y tóxicos.

    ¿Quién atiende?

    Hay un grito en el planeta por el aire,
    el agua, el suelo, de ellos respiramos, vivimos 
    y nos nutrimos para reafirmarnos
    en nuestra propia multiplicación.

    ¿Hay algún oído receptivo?

    ¡Salvemos La Tierra!
    Salvemos a los pueblos originarios
    ¡Salvemos la Humanidad!

    Es el grito de Chichimuch Utatlán
    ¡Es el grito de los descendientes Mayas!
    ¡Es el grito de los hombres y mujeres de buena voluntad!

    ¡Sí, hay almas, multiplicándose en Esperanzas!

    Y de esas voces “que vienen de los primeros tiempos, hablan a los tiempos que vienen. Brotan de la memoria de los Mayas, pero dicen para que las escuche el mundo...  y nos invitan a recrear el hilo roto de la vida, a sanar la violada dignidad de la Naturaleza y a recuperar nuestra perdida plenitud”, reflexiona profundamente Eduardo Galeano.

    Hermano, Chichimuch, aquí se suman ¡MUCHAS VOCES!

    Edmundo Icaza Mendoza.
    8:10 p.m. del 25 de febrero de 2013.
    Colonia 4 de Mayo Casa No. 20.
    León, Nicaragua.  Edicamen.






         

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