viernes, 8 de junio de 2012

PADRE


PADRE

¡Calor y fuerza de su sentir,
junto, a la fragua del amor de mi madre!

***
A los buenos padres, a los buenos viejos,
que desde que nacen, en su caminar,
el coraje nace también en su valentía y denuedo,
-─y la fuerza sin igual y el amor en portento─
se hace inspirar en el primor del amor,
que al iluminar el camino de su sangre,
ilumina indefectiblemente, el camino de su esencia.

Padre,
sublimidad, en el afecto y cariño de sus hijos,
que en disfrute de la seguridad,
espera,
en su calidez, la vehemencia,
que vigoriza el calor del hogar.

Y él, que con trabajo y amor,
sacrifica, todo: por dos, tres o seis.
o más, es la piedra de abnegación
que hace del altar del amor,
la eterna entrega de su ternura.

Padre. ¡Padre querido!
Amigo, maestro y hermano
Tú que me enseñaste a saborear
las mieles de la poesía,
y saber andar entre la floresta
del amor y el honor.
¡Vive en mí, la llama de tu decoro
y dignidad!
Y tu antorcha de vigor y aliento,
se prende en mi espíritu,
para gozar los cálidos momentos
del recordar, en mi memoria ¡Tu ejemplo,
valor, energía, guerrero de mil batallas
del amor!

Autor: Edmundo Icaza Mendoza.
León, Nicaragua.
Edicamen.


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