lunes, 21 de noviembre de 2016

RESPIRACIÓN COMPLACIDA



RESPIRACIÓN COMPLACIDA

       ¡Yo siento la vida...
       y placentera la vivo!

***

– ¡Que es lo que dá... satisfacción, a la vida?

Yo lo percibo a través de mi piel
entre en un airecillo simpático  de aromas azules
y en una noche que en su misma arista, es negra,
penetrante… y como alejada...  más
de lo que… siempre a mí me ha fascinado. 

Y con mi vista, que se aleja, veo manchas de lucecitas 
como de "hachones" volátiles… 
¡Espera, ¿son ellas o yo, las que se  alejan?
Yo los percibo en un oscuro-azul..., ─negro▬azabache▬humo.
En un azul, pero negro,
de aquellos que al “filo de la media noche”,
-se ve negro pero es azul, -es negro, 
¡O la combinación de los dos…y... ¡Qué, seguirá siendo negro!

– ¡Qué es lo que dá satisfacción a la vida?

Yo la percibo abriendo la puerta y apreciando a la gente
gente de mi barrio que pasa y saluda: 

–Buenos días ¡Dios me lo guarde!

–¡Hola, mucho gusto... que tal!
–¡Bien, Gracias a Dios!

¡Esa es mi gente que flore al viento!

Y las madrecitas 
que salen con su doble camisa o suéter, 
y con sus manitas juntas,
cruzadas de brazos 
brazos de ternura... 
o de los caballeros que con sus caras serias, enjutas,
van y vienen con ollas y picheles...

¡Es todo movimiento!

Es el palpitar del pulso de la vida
Es el latido del corazón de un pueblo

Que emerge con el frío que obliga a enfundar 
 en las bolsas del pantalón, 
huyendo de aquel “friíto” que nace al despuntar 
las mañanitas,
y que el viento, con ademanes necios, rebeldes,
y molestos,
el viento te  zarandea, entre la sencillez afable y cortés
de mis vecinos, y de mi gente.

Y que me da una sensación...  
al irse apagando la luz vaga, mortecina
de las bujías de las calles.
Y detrás de las tapias y cercos, revienta la aurora.
Y se va apagando la brillantez de las lámparas que cuelgan
en los aleros de tejas de barro, placenteros,
curtidos de musgo verde-café. 
Oscuro, por el tiempo…
…y la sensación de vida… y mis sentidos en borbollones...
Y que el gallo de mi vecina canta, fuerte, agudo,
palmoteando con sus alas al vacío y en la rama
de un arbusto
agarrado con sus patas de grandes espolones
en una “vara” que le han atravesado... 

Y los gritos de los chavalos, de los “cipotes”
que van a comprar cinco pesos de pan.
Y la bulla, el griterío, y… un “chiflido” aquí,
un chillido allá... un grito que se va ... otro que se escapa.

¡Mi gente despierta! 
¡Y yo entre el gozo alegre de la emoción
de una  mañana placentera de mi barrio!


Edmundo Icaza Mendoza
5:40 a.m. Mier. 25 de noviembre/15.
Col. 4 de Mayo - El trovador de Zaragoza
“Yo soy poesía, fui creado por el amor”.

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