jueves, 7 de enero de 2010

LA CARRETA NAGUA o (NAHUA , NÁUALT)

Tomado de "Nicaragua de Mis Recuerdos"

CarretaNaguas, Cuentos y leyendas de Estelí, Madriz y Nueva Segovia, Cuentos y leyendas de León y Chinandega

La carretanagua, sale en las noches oscuras de mi pueblo, sembrando terror entre los asustados vecinos que aunque no la ven, escuchan su infernal paso por las antiguas calles de la ciudad.

Dicen que al llegar a las esquinas se esfuma, que no dobla, más bien vuelve a aparecer despacio anunciando una muerte segura en la calle que sigue. Los valientes que se han atrevido a espiar su paso desde la oscuridad de las sombras afirman que va conducida por la Muerte Quirina. Otros insisten que nadie la guia, más que un par de bueyes flacos y huesudos. Va buscando víctimas y carga eternamente las almas en pena de las personas que gozan haciendo el mal de sus vecinos del barrio con sus chismes, maldades y venganzas.

“Por las noches en el silencio de los caminos solitarios se oye pasar la misteriosa carreta. Los perros y las personas que se atreven a ver aquella carreta nagua quedan con fiebre del tremendo susto de la aterradora visión. Algunos pierden el habla por varios días y hasta se han mencionado casos de muertos por oír el ruido del chirriante paso de la carreta. Doña Julia, habitante del Municipio de Jalapa, Nueva Segovia dice que un día vio una carreta inmensa y en ella dos pasajeros quirinas que llevaban una vela prendida en cada mano. Sus cabezas estaban cubiertas con capuchas blancas, según ella eran las animas del purgatorio. Los dos pasajeros solo decían ‘reza por mi alma’ una y otra vez. Doña Julia no aguantó, dice que la vista se le nubló y perdió el conocimiento. Recuerda que los siguientes días fueron terribles para ella debido a la terrible fiebre y por varios días perdió la voz.”

Otra versión:

La carreta es un medio de transporte que fue introducido por los españoles a Nicaragua en el tiempo de la Conquista. En ella llevaban a los indígenas para venderlos como esclavos o hacer trabajos duros. Generalmente se los llevaban en las noches, ante el horror de sus familias que sabían que no volverían a ver a sus seres queridos. Los indígenas le tenían mucho miedo a la carreta y la relacionaban con la muerte. Se cree que de este terror nació en Nicaragua la leyenda de la Carreta Náhualt o Carreta Nagua. Náhualt es la lengua azteca que se hablaba en México y América Central en el tiempo que vinieron los españoles.

Las personas de los pueblos dicen que la Carreta Nagua se escucha pasar en las noches, en el silencio de las calles y generalmente en abril. Cuando va pasando, todos los perros comienzan a aullar como lobos. Da un escalofrío en el cuerpo, desde la nuca hasta los talones de los pies como si uno se quedara paralizado de miedo. Empieza la persona a temblar de miedo y se queda prendida en calentura, débil y en shock mirando como la carreta se va alejando entre la neblina. Los curiosos que han logrado verla caen gravemente enfermos con fiebre y mueren a los pocos días. Dicen que solo los recién nacidos y los que están a punto de morir parecen ver el espanto.

La gente que la ha visto dice que la Carreta Nagua va manejada por dos bueyes flacos como esqueletos y otros aseguran que va sola, que nadie la lleva. La guía la Muerte Quirina que va vestida con un sudario blanco y una guadaña en el hombro derecho. Lleva en la carreta las almas de todos los curiosos que se asoman a verla para vender despues sus almas al Diablo. En el silencio de las noches se escucha que va pasando en las calles de piedra, toda vieja y floja, con una ruedas que están a punto de quebrarse y que suenan como huesos pegándose unos con otros. Dicen que es horrible y que a los lados de ella van unos esqueletos caminando con unas candelas en la mano. Si estos esqueletos se encuentran con alguien que anda en la calle, le entregan la candela y cuando éstos han pasado, la persona que le dieron la candela descubre con horror que lo que tiene en la mano es un hueso, no una candela. La carreta no cruza esquinas en cruz. Cuando llega a una esquina, retrocede o desaparece y vuelve a aparecer más adelante.

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Testimonio:

Allá en Telica, sobre el camino que va de León a Chinandega, se oye mucho pasar la carreta nagua y doña Jacinta ya se las conoce todas a la bendita carreta, según sus propias palabras, pero su susto más grande nos lo evocó con escalofrío:
“Yo estaba solita, íngrima, ya eran las once e a noche y Chon todavía no había llegado. Yo sabía que el vendría temprano a la casa porque había ido a la vela de la agüela de Chilo. Estaba yo pensando que era tarde, cuando de pronto oí un estrépito, los perros aullaban, las gallinas cacareaban, los animales estaban asustados. No había luna y las calles oscuras, oscuras. Yo temblaba pero al fin de cuentas decidí asomarme a ver lo que pasaba. Entonces agarré valor y salí. No ví mas que una inmensa carreta y pronto perdí el conocimiento, la vista se me nubló y caí privada. Al día siguiente todavía tenía calentura y pasé dos días sin poder hablar, el sonido de la vos no me salía. Eso le sucede a las personas que ven esa carreta. Dicen que esos pasajeros que llevan una vela prendida en cada mano y con la cabeza cubierta con una capuchas blancas, son las ánimas del purgatorio que andan penando…”

– Tomado de Cuentos y leyendas nicaragüenses