lunes, 24 de diciembre de 2012

CARTA AL NIÑO DIOS

¡AL NIÑO DIOS: CARTA A LOS 68 AÑOS!

León, 11 de diciembre de 2012.

Bendito NIÑO DIOS:

BENDITO SEA: ¡EL AMOR!

Recibe estas letras bendecidas y exaltas por el calor fragante del hogar, como incienso aromático, y como una evocación de mi pueblo.

Y te digo, con mucha sinceridad, que sigo fiel a ti, y nada me ha hecho desviarme y creer en otra cosa.

Creo, igual como creyeron mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos, y así sucesivamente y en orden ascendente...  sigo fiel, y firme con mi FE. Por lo que HOY vienen a mí, las reminiscencias de niño, y de aquél día y de aquella noche, que con los ojos cerrados pienso y siento, aquellos 24 de diciembre, noche de la cual te esperaba en el Pesebre, muy arregladito e iluminado con candelas. Y allí, soplando VAHO: el buey y la mula contentos te esperaban. Al mismo tiempo, sentía en mi piel y en mi corazón, el HÁLITO del amor de mis padres. ¡Y, EL AURA DE TU AMOR!

Y, la Sagrada Familia, santificada por el Espíritu Santo, esperando el encuentro, uno al lado del otro, junto a tu cuna, un establo. Signo de humildad, de pobreza y santidad, de camino a Belén, se alojaron... “porque ya había sido avisado por el arcángel Gabriel, y que se llamaría: JESÚS”.

En el Pesebre colgaba una estrella. Y los sabios de Melchor, Gaspar y Baltasar, gozosos, esperaban al verdadero Rey, con oro, incienso y mirra. Y el incienso ardía con perfume fragante.

Quiero decirte, NIÑO DIOS, que recuerdo como hoy, los aires decembrinos que se filtraba en las mangas de la camisa, y en el cono de mis pantalón. ¡Qué frío hacía, y que frío hace hoy!

Mis padres en un solo ajetreo, preparaban las condiciones para la noche y la “Gallina Rellena” para la cena. Se colocaba la leña entre los “tres tenamastes”. Un fogón (fuego que se hacía en el suelo), florecido en lenguas alegres, de llamas en deleite, para el sabor de una delectación de “gallina india o de patio”. ¡NIÑO DIOS TE GLORIFICO! Soy parte de la fidelidad por antonomasia.

Y. TE DIGO CON AMOR:

Nos acercamos a una navidad nueva,
a un ”mes y a un día”  de mucho recogimiento.
Meditación e inventario espiritual.
¡La Natividad del Señor!

Navidad que significa el nacimiento del Amor.
Adhesión a un principio de ver, sentir.
Dar y recibir
en este mundo de esos valores mostrados,
en  la entrega de Jesús por ese mismo amor.

Es la “Fiesta del Espíritu y del Alma”.
Y no el pretexto de La Navidad para hacer derroches,
despilfarros, embutirnos de compras, consumismo desbocado,
y llenarnos la boca  que vamos a celebrar
 el nacimiento del Señor.

¡Falso de toda falsedad!
Porque a él siempre lo dejamos afuera.
Le cerramos la puerta y él en la calle,
oyendo sólo el ruido de la comilona,
y de la embriaguez
de los sentidos mundanos
en la inmersión del alcohol
y de las luces y DE LOS colores y de las compras,
 fuera de nuestra FE,
y tradición.

Esta Navidad, digamos ¡NO!
Pongámonos en Oración
para que bendiga nuestros hogares.
Por la Paz , Salud y Trabajo,
y sobre todo por la Paz del Mundo,
¡Que se terminen las guerras!
Y reine ese Mandamiento que nos trajo
Jesús. ¡El Mandamiento del Amor!

Natividad: NACIMIENTO.

Nacimiento del NIÑO DIOS o NIÑO JESÚS. ¡QUE ES DIOS!

Y, yo, esperaba, el 25 de diciembre. Y no me dormía. Una vez llegué hasta a las 12:01 p.m.  Cabeceando, doblándome,... pero yo, quería ver al NIÑO DIOS, y que contestara MI CARTA.

Que mágico momento. Y qué de creencia y de tradición.

“ El soplo del viento, me entumecía, pero yo no me daba a torcer. Pero. les digo, que  nunca lo vi, ni nunca supe quien puso los juguetes. ¡Pero, siempre quise a Jesús!”

¡TE QUIERO JESÚS!

POR ESO.
NO CREO EN LAS FANTÁSTICA ILUSIONES DE LA COMPRAS.
YO, CREO SOLO EN LA FE “DEL NIÑO DIOS”.

Y, comíamos una pieza de gallina, arroz, el relleno delicioso. Pero, antes, la bendición de los alimentos.  ¡ESO, ERA ESPLÉNDIDO!

Y seguía revoloteando el viento...

Edicamen 

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